Sara Rolla y Roberto Sosa.
Probablemente no haya en Honduras nadie que conozca la obra del poeta Roberto Sosa, fallecido la madrugada del lunes en Tegucigalpa, mejor que Sara Rolla. En 2002 la ex catedrática de la Universidad de La Plata, Argentina, y de la carrera de Letras de la UNAH-VS, publicó un libro, con el título Itinerario poético de Roberto Sosa, que contiene nueve ensayos dedicados a distintos aspectos de la obra del poeta. En 2010, una nueva edición de ese libro de la crítica literaria argentina incluyó una selección de poemas del autor de Los pobres y fue presentada ese mismo año en el auditorio de la UNAH-VS, la última ocasión en que Sosa leyó ante un público sampedrano. Algunos días después de la partida del que muchos consideran es el mayor poeta de Honduras, Sara Rolla accedió a responder las siguientes preguntas:
¿Cuándo fue la primera vez que leyó la poesía de Roberto Sosa y cómo fue ese encuentro?
En 1979, cuando empecé a trabajar en el departamento de Letras del CURN (hoy UNAH-VS). En el programa de la asignatura Español estaba incluido el estudio de unos poemas del libro “Los pobres”. Al leerlos, me impactó fuertemente la calidad de fondo y forma de ese libro, que ganó muy merecidamente el Premio “Adonais” de España y recibió elogios de críticos tan destacados como Guillermo Díaz-Plaja.
¿Su primer encuentro personal con él se produjo más o menos en los mismos términos? ¿Hubo la misma empatía?
Conocí personalmente a Sosa en 1981, cuando vino a un acto en la UNAH organizado por la carrera de Letras. Yo había elaborado un breve ensayo sobre el poema “La casa de la justicia”, en el cual destacaba una afinidad esencial con la temática de Kafka (traspuesta, desde luego, de la narrativa a la lírica). Y le entregué, un poco tímidamente, una copia del trabajo en cuestión. Él se mostró muy complacido y me dijo que, en efecto, era un gran admirador de Kafka y, con seguridad, existía alguna conexión entre su texto y la obra de ese autor. Eso me animó a seguir explorando con afán analítico su obra y así se fue conformando la serie de estudios que luego compilé en un libro. En lo personal, me sentía un poco cohibida en su presencia, ya que, como analista, siempre me había limitado a estudiar autores que no conocía personalmente. Pero, con el tiempo, llegué a establecer con él una relación de mucho aprecio y respeto mutuo.
Usted que lo conoció tan de cerca, ¿puede decirnos cuál es el recuerdo más presente de su persona?
Hay un detalle de su biografía que siempre admiré y es el cariño extraordinario que él sintió por su padre, quien está enterrado aquí en San Pedro Sula, cerca de mi casa, en el Cementerio General. Por cierto, es el protagonista de uno de sus más vibrantes poemas. Y el último recuerdo es una conversación telefónica que tuvimos hace pocos días, cuando lo llamé para felicitarlo por el premio “Rafael Alberti” que le otorgaron en Cuba. Estaba muy contento y terminó la plática con una de sus clásicas bromas “conceptistas”, o sea, esos juegos de palabras a los que era tan afecto.
¿Por qué es tan importante la obra de Sosa o al menos por qué lo ha sido para usted?
En el panorama de la poesía hondureña contemporánea, Sosa es una figura ejemplar en muchos sentidos. En su obra se funden armoniosamente el impulso ético y estético. Era muy autoexigente (casi obsesivo) en lo formal. Estaba, además, muy consciente de las nuevas tendencias surgidas entre las generaciones que lo sucedieron, y se dedicó incluso a estudiarlas. Es, creo, uno de los pocos poetas hondureños contemporáneos que han practicado, con mucha calidad, el ensayismo y la crítica (un ejemplo es su libro “Prosa armada”).
Usted dijo en algún momento que “falta todavía un trabajo que apunte a desentrañar las constantes estilísticas y deslindar posibles etapas” en la obra de Sosa. ¿Se propone asumir ese reto?
Dejo ese reto para los jóvenes formados en las aulas de la querida carrera de Letras de la UNAH-VS (y, desde luego, para cualquier otro analista que asuma ese tipo de tareas “con mejor pluma” que esta servidora).
¿Qué le depara el futuro a la obra de Roberto Sosa?
- Perfil Sara Rolla
Nació en 1947 en la ciudad de Bolívar, provincia de Buenos Aires, Argentina. Es profesora en Letras en el grado de Licenciatura por la Universidad Nacional de la Plata, Argentina, 1971. Es miembro, desde 2001, de la Academia Hondureña de la Lengua. Ha desempeñado labores como docente en el área de Letras en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, de 1971 a 1978 y en 1986; en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en San Pedro Sula, de 1979 a 1985 y de 1987 a 2007. Fue coordinadora de la Carrera de Letras en dicho centro durante tres períodos.
Entrevista también publicada en tiempo.hn.