viernes, 25 de febrero de 2011

Jean Pierre Bernès recuerda a Borges

Al final de aquella “feria literaria anual”, le ofrecí a Borges llevarlo a su casa. Antes de bajar del coche, Borges me dijo: “¡Pero qué lengua la lengua francesa, qué atrevimiento! Un autor francés es capaz de escribir jusqu’au para que rime con Vasco. Cuando usted encuentre al autor de esta rima me vendrá a ver.” Yo sabía que era Mallarmé, pero no se lo dije para tener la oportunidad de ir a verlo. Nuestro encuentro empezó con una rima.

Borges contaba la visita que le hizo a Vargas Llosa en Perú. Este lo recibió en su biblioteca. Borges, ciego, recorría despacio la biblioteca, sacaba un libro y le preguntaba a Vargas Llosa quién era el autor. Sacaba otro y preguntaba lo mismo. ¡Siempre eran libros de Vargas Llosa! Esto le causó mucha gracia. Cuando Vargas Llosa estuvo en su casa, buscó con insistencia en su biblioteca algún libro de Borges y no había ninguno.
 
Me dijo en francés: “Merci pour tout, vous êtes un grand ami, vous m’avez aidé a mourir en littérature, je n’ai rien a vous léguer, mais je vous condamne à être la mémoire de Borges.” “Pero Borges –le contesté–, si usted mismo fue la memoria de Shakespeare y ahora me condena a mí a ser una doble memoria.” Me interrumpió: “Vous vous débrouillerez” (“Usted se las arreglará”). Hermoso legado pero terrible responsabilidad.

Borges me decía: “La gente piensa que escribí cuentos fantásticos; se equivocan, en realidad mi obra es autobiográfica, habrá que decirles muchas cosas para que comprendan y puedan leerme como yo lo escribí, solo así conocerán la realidad de mi obra. Yo no he escrito más que el último borrador, el lector escribirá la versión definitiva.”

Recuerdos de Jean Pierre Bernès, amigo de Borges, en Letras Libres.

"Otra frecuencia", una experiencia teatral diferente


Christina Ruf y Ariel Dávila, creadores de Otra frecuencia. Foto: Reynaldo Carranza.
Ariel Dávila y Christina Ruf, de Argentina y Alemania, respectivamente, montaron el año pasado Otra Frecuencia-Audioperformance de a dos, una curiosa obra que podría considerarse “una experiencia teatral interactiva” y que ahora llega a Honduras para presentarse por primera vez en la Alianza Francesa de esta ciudad.
Ariel y Christina forman parte del grupo BiNeural-MonoKultur, fundado hace siete años con el ánimo de “investigar en formatos artísticos que intervengan en el límite de la realidad y la ficción”, según informan en su blog.
En sus trabajos, dicen Ariel y Christina, “experimentan con espacios no convencionales y dan cuenta de un cruce de diferentes disciplinas”, y algo de esto es lo que el público sampedrano podrá observar hoy, a partir de las seis de la tarde, pero no sólo eso pues también podrá participar en el desarrollo de Otra frecuencia como un actor más y convertirse de esa manera en el complemento que la obra necesita para su realización.
Christina lo explica así: “Durante 10 minutos los personajes, a través de sus auriculares, viven una historia y tienen que interactuar uno con el otro. Mientras tanto, los que están afuera y que no tienen puestos los auriculares, observan una coreografía extraña que no acaban de entender sino hasta que ellos también participan”.
“No queremos un espectador pasivo, sólo mirando la obra, queremos que participe”, agrega Ariel, para completar el propósito de su proyecto.
Junto al músico Guillermo Ceballos y los actores Valeria Urigu y Santiago Marchant, Ariel y Christina montaron en Argentina esta obra que definen como “una experiencia sonora para dos personas donde transitarán por las vivencias de dos personajes virtuales”.
Cada uno de estos personajes tiene una misión por cumplir, según leemos en la descripción de la obra que aparece en su blog, y al encontrarse estos, surgen las siguientes preguntas: “¿quién es ese que está frente a mí? y ¿por qué se comporta así?”.
Esta propuesta resulta novedosa en Honduras ya que pocas veces el público nacional, acostumbrado al teatro convencional, ha podido presenciar o participar en una experiencia semejante porque, según sus creadores, Otra frecuencia es una performance en donde los performer son los espectadores mismos.
“El público está al mismo tiempo fuera y dentro de la obra. Los que estamos afuera, tal vez esperando nuestro turno para participar en esta experiencia, vemos personas actuando e interactuando de a dos, pero no podemos adivinar sus objetivos ni sus estrategias. Asistimos a una coreografía un tanto extraña. Una performance muda que sólo podemos entender desde adentro, participando”, explican.
“Nos interesa experimentar con nuevos medios, salir del escenario, trabajar sin actores”, dice Ariel, por lo que en Otra frecuencia, a través de unos auriculares, los espectadores, que serán también actores, sin pretenderlo, transitarán sobre esa línea que separa a la realidad de su vida cotidiana con la ficción que la obra propone.
“A la ficción cada vez le cuesta más competir con la realidad. La representación de la realidad cada vez es más difícil de creer”, concluye Ariel. Y esta noche el público sampedrano tendrá la oportunidad de comprobarlo.

Procedimiento
Hoy, viernes 25 de febrero, a partir de las 6:00 P.M., las personas que asistan al montaje de “Otra frecuencia” podrán pasar, en turnos de a dos, e interactuar durante 10 minutos uno con el otro, mediante el uso de unos auriculares, en un espacio determinado. Cada uno sigue la pauta y se mueve según la frecuencia que escucha y al hacerlo, ambos se convierten inconscientemente en actores y constituyen los elementos esenciales de la obra. Los demás asistentes observan con una mezcla de confusión y curiosidad, que sólo podrán terminar cuando ellos también participen directamente con el uso de los auriculares.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Otra frecuencia, viernes 25 en la Alianza Francesa


Fotografía de algunos momentos de la obra.
Ariel Dávila y Christina Ruf nos traen desde Córdoba, Argentina, Otra Frecuencia-Audioperformance de a dos, una obra del proyecto BiNeural-MonoKultur. Él, argentino, ella, alemana, y junto al músico Guillermo Ceballos y los actores Valeria Urigu y Santiago Marchant montaron una obra que definen como “una experiencia sonora para dos personas donde transitarán por las vivencias de dos personajes virtuales”.
Cada uno de estos personajes tiene una misión por cumplir, según leemos en la descripción de la obra que aparece en su blog. Y al encontrarse estos, surgen las preguntas: ¿quién es ese que está frente a mí? y ¿por qué se comporta así?
Una propuesta interesante, diferente a lo que podemos esperar del teatro convencional, porque, según sus creadores, Otra frecuencia es una performance en donde los performer son los espectadores mismos.
“El público está al mismo tiempo fuera y dentro de la obra. Los que estamos afuera, tal vez esperando nuestro turno para participar en esta experiencia, vemos personas actuando e interactuando de a dos, pero no podemos adivinar sus objetivos ni sus estrategias. Asistimos a una coreografía un tanto extraña. Una performance muda que sólo podemos entender desde adentro, participando”.
Y aquí es donde viene la invitación de BiNeural-MonoKultur, del Humboldt-Institut y de la Alianza Francesa de San Pedro Sula, para que asistamos este viernes 25 de febrero, a partir de las 6:00 P.M., a las instalaciones de la Alianza Francesa en la colonia Altavista, enfrente de Mount View Academy, muy cerca de la UNAH-VS.

Dato importante: La entrada será gratuita, aunque se sugiere una contribución voluntaria para los gastos de los artistas. Otro dato importante: Podremos compartir unas deliciosas boquitas con ellos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Es peligrosa la ficción dentro de la realidad?

El título de esta entrada, aunque parezca exagerado, resulta válido si uno observa casos como el que exponen en esta nota de El País, que habla de un Javier Cercas "calumniado" por un periodista llamado Arcadi Espada, quien, para "demostrarle" a Cercas que el hecho de "introducir elementos no reales" en la ficción puede resultar, a veces, peligroso, decidió escribir un artículo en el que mencionaba que éste había sido apresado por la policía en una redada anti prostitución, cosa que el autor de Soldados de Salamina desmiente y considera una calumnia.
Dice la nota:
El periodista Arcadi Espada publicó ayer en el diario El Mundo una columna en la que difundía la falsa noticia de que el escritor Javier Cercas había sido detenido en el barrio madrileño de Arganzuela durante una redada contra una red de prostitución la semana pasada. La noticia circuló rápidamente por Internet y se convirtió en objeto de comentarios. El origen era un invento total. "Ni he estado nunca en Arganzuela ni me ha detenido la policía ni tengo nada que ver con eso. Es falso. No doy crédito. Esto no es humor, es una calumnia", protestó un "abrumado" Cercas en conversación con EL PAÍS.
Y más adelante:
Arcadi Espada y Javier Cercas han mantenido -entre otras- una polémica pública a cuenta del uso de la ficción en el periodismo. Espada ya atacó en su día a Cercas por introducir elementos no reales en su novela Soldados de Salamina. Y, el pasado domingo, Cercas publicó una tribuna en este diario en el que defendía que, en ciertas ocasiones, el periódico pueda albergar artículos en los que "no todo lo que se cuenta responde a la verdad de los hechos". Lo hacía después de que el filólogo Francisco Rico utilizara ese recurso en otro artículo de opinión, donde atacaba la Ley del Tabaco y advertía que él no había fumado nunca, cuando en realidad es conocido que sí fuma y mucho.
Y finalmente:
Arcadi Espada se negó ayer, a preguntas de este diario, a precisar si lo que escribió en El Mundo pretendía ser ficción o realidad. "Mi columna está inspirada en la certeza de que Javier Cercas tiene razón desde hace años. Y el domingo pasado, en la tribuna que escribió en EL PAÍS, volvía a tener razón. Yo me he dado cuenta ahora, quizá tarde. Mi columna es un acto de contrición por mi parte", afirmó con mal disimulada ironía.
Divertido, ¿no?

martes, 15 de febrero de 2011

Zoran Drvenkar: del caos al orden


Zoran Drvenkar.
Lo que menos me importa de esta nota que leo en El País es lo que se cuenta en la novela Sorry (Seix Barral) de Zoran Drvenkar (Krizevci, Croacia, 1967), porque dudo mucho que llegue a leerla algún día. Lo que me llama la atención es lo que el autor dice acerca de la religión, por ejemplo: "Nunca he pensado que la religión funcionara: se basa en el miedo y la culpa, una gran excusa para no hacer las cosas por ti mismo", o sobre las estructuras narrativas que intenta: "como escritor me siento parte de esta multidisciplinariedad y por ello empieza a ser aburrido escribir clásico, lineal: aún hay demasiadas novelas hoy en las que te puedes saltar 20 páginas y no pasa nada; yo nunca pienso en el lector, no estoy a su servicio: me gusta crear confusión, dejarle perdido y luego salvarle", "Siempre escribo por piezas, como un puzzle que debo configurar; tengo escenas que quiero proyectar, pero nunca sé donde voy; en la novela con la que estoy ahora sólo sabía la última palabra del libro, ni tan siquiera la frase... Todos mis libros son así, me siento a gusto imprimiendo el caos y luego poniendo orden y sentido a las cosas y al mundo", o sobre los treintañeros de hoy: "En algún momento se han saltado la etapa rebelde y fingen estar muertos, pasivos, aletargados para que no les afecte demasiado nada; eso se ve bien en lo laboral: han perdido el respeto hacia sí mismos porque saben que son fácilmente intercambiables... Si no lo leyeran así, habría habido ya una revolución".

Los Coen y su western


Cartel de la película de los hermanos Coen.
Recuerdo los primeros cuatro meses del 2010, cuando con mi hermano decidimos combatir el desempleo consumiendo puros westerns, todos los que nos prestaran en la biblioteca pública de Figueres. Uno de los bibliotecarios llegó a preguntar si escribíamos alguna tesis sobre los westerns, pues nunca antes había visto a alguien tan interesado en ellos. En poco tiempo nos convertimos en los más auténticos fanáticos del género. Las sesiones cinematográficas iniciaban, a veces, a las tres de la tarde y finalizaban a las tres o cuatro de la madrugada, con breves pausas para preparar algo de comer y volver de inmediato al sofá, frente al televisor. Hace poco supe que los hermanos Coen estaban a punto de estrenar uno y pensé que no podía dejar de compartir la alegría de ver otra película de este par, sobre todo porque la película de la que se trata es un western. Así que aquí les va una nota del blog de El País Papeles perdidos sobre los westerns, seguida de un resumen de la película de los Coen:
¿Por qué el western siempre vuelve? Incluso su más cultivado, hondo y lúcido exégeta, Ángel Fernández-Santos, que fue crítico de cine de este diario hasta su muerte y que escribió un libro inolvidable sobre el género, Más allá del oeste, le dio por desaparecido muchas veces. "Ya apenas se hacen westerns", escribió Ángel en 1989 sobre Arma joven y luego proseguía su artículo con ese estilo que le convirtió en un referente para varias generaciones de cinéfilos: "De tarde en tarde, Clint Eastwood o algún otro maniático del antiguo fuego sagrado del género de géneros, como Lawrence Kasdam en su Silverado, hace una incursión aislada, una escaramuza que no crea continuidad en los itinerarios de las viejas pistas abandonadas o en los antiguos poblados de madera ahora desiertos. Limpian como pueden las barreras de telarañas que envuelven los antiguos escenarios y hacen remedos de películas del Oeste". Sin embargo, apenas unos años después se estrenó una de las grandes obras maestras del género, Sin perdón, un filme que está a la altura de leyendas como El hombre que mató a Liberty Valance, Los profesionales, Grupo Salvaje, Centauros del desierto, Winchester 73 o El Dorado. El western vuelve una y otra vez porque como escribió Fernández-Santos era el género de géneros, el germen de casi todo el cine que vemos y admiramos, es una forma de contar aunque no haya caballos ni revólveres. Todavía es pronto para saber si llegará a formar parte de ese puñado de clásicos, pero los hermanos Coen han dado un nuevo impulso al género con Valor de ley, una inmensa película que recoge todas las claves del Oeste.
Sobre Valor de ley:
Los hermanos Coen estrenan su película "Valor de ley" basada en una novela y adaptada al cine en los años 60. El filme se presenta como una propuesta tentadora y de calidad, lo que ha provocado su candidatura a 10 de los premios Oscar de este año.
Valor de ley ("True Grit" en inglés) es la adaptación de la novela escrita por Charles Portis realizada por Ethan y Joel Coen. La novela de Portis también ha generado una versión en 1969. Jeff Bridges interpreta a Rooster Coghburn, papel que en 1969 le valió un Oscar a John Wayne. La película de los Coen ha recibido diez nominaciones a los premios Oscar, incluyendo mejor película y mejor director.
La película recoge la historia de Rooster Coghburn, un viejo cazarrecompensas tuerto y bebedor al que una muchacha contrata para matar al hombre que asesinó a su padre. El vaquero atravesará, en compañía de la joven y de un Ranger de Texas, el territorio indio en busca del delincuente. Esta película es la primera aproximación de los Coen al género americano por excelencia: el western.

miércoles, 9 de febrero de 2011

La importancia social de este blog

Una amiga, a la que conocí un día de café de hace cinco o seis años, me salió hace poco con el extraño y hasta absurdo reproche de por qué ya no actualizo este blog con la frecuencia con que lo hacía hace un año, por ejemplo. “A Algunos lectores nos acostumbraste a seguir este blog permanentemente”, me dijo. “No es justo que ya no te dediqués a él como lo hacías antes”, me dijo. “Es una irresponsabilidad”, me dijo. Y yo, reprimiendo las ganas de cagarme de la risa y buscando una respuesta adecuada, una que no contribuyera a reafirmar esa supuesta “irresponsabilidad” a la que ella aludía.

La verdad es que no sabía yo de la existencia de esos extraños seres acostumbrados a seguir este blog, un blog que creé hace cinco años con el único afán de ir archivando en él algunos textos dispersos que no pensaba publicar nunca en ningún otro formato que no fuera el que ofrecía internet.

“No veo por qué debería yo estar obligado a actualizar este blog con mayor frecuencia”, le respondí a mi amiga, que empezaba ya a mostrar los primeros gestos de una indignación creciente. “Un blog, quiérase o no, es un espacio para el cultivo del narcisismo, y el mío anda por estos días en sus mínimos”, le respondí. “Este blog”, le dije, “lo creé en un momento en que me sobraban las ganas de compartir lo que iba descubriendo por aquí y por allá sobre literatura y arte en general y por estos días ando en plan más egoísta”, le dije.

Mi amiga acabó enojada con mis respuestas, seguramente porque ella acostumbra a observarlo todo desde el punto de vista sociológico. Entiende ella mi relación con este blog como una actividad más allá del simple hecho de publicar, cuando me da la gana, lo que pienso acerca de determinados temas o lo que encuentro en internet con algo de interés. Entiende ella, y me da risa pensarlo, que este insignificante blogger es un individuo socialmente importante, una de las piezas indispensables para que este mierda de país con nombre de abismo salga del subdesarrollo, o algo así. Me cago de la risa. Definitivamente, es para cagarse de la risa.

Felices imposturas


Portada del libro de Errata Naturae.
¿Recuerdan el relato de Vila-Matas titulado "Porque ella no lo pidió", comentado varias veces en este blog? ¿No? Entonces, antes de leer la noticia que ahora les traigo, pasen por aquí.
Bien, la noticia es la siguiente: La editorial Errata Naturae acaba de publicar el libro El juego del otro, en el que se reúnen cuatro de los más destacados e influyentes escritores vivos contemporáneos: Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Barry Gifford y Jean Echenoz, para discutir "sobre el placer de la impostura, el difícil arte de la imitación o la sana reinvención del plagio»".
Como ya conocemos, en parte, la propuesta de Vila-Matas sobre este tema de la impostura, el ejemplo que dejo a continuación es el de Barry Gifford, quien "se hace pasar por el pintor alemán August Macke. En abril de 1914, los artistas Paul Klee y August Macke viajaron a Túnez y allí escribió Klee un breve diario que publicó poco después. Pero según todos los indicios, el diario de Klee no reflejó lo que verdaderamente ocurrió aquellos días, sino lo que Klee querría que hubiera ocurrido… Tras la traducción de las páginas de este diario al castellano, el lector encontrará un relato de Barry Gifford que recrea el supuesto diario de esos mismos días de August Macke (que el artista nunca escribió), en el que volvemos a leer la misma historia que nos relata Klee… con algunas diferencias significativas.