Hace algunas semanas compré "Lunar Park", una novela de Bret Easton Ellis, considerado el "enfant terrible" de la literatura norteamericana actual. Hasta el momento en que tuve el libro entre mis manos y leí la contraportada, el nombre de este escritor me era desconocido. A mitad de la lectura de la novela abrí algunas páginas en internet y me fui enterando de quién era Bret Easton Ellis. Era, efectivamente, el niño terrible que los críticos decían; aquel que siendo aún universitario habría de convertirse en uno de los escritores más ricos y famosos de su país. Su novela "Menos que cero" se lo había permitido antes de cumplir los 23 años y "American Psycho" (1991), que después fue llevada al cine, habría de confirmarlo. Después vinieron los años de los paraísos artificiales. Su vida se convirtió en hedonismo puro; mujeres bellísimas, restaurantes lujosos, alcohol y drogas cabían juntos en los días de un escritor que, por estas mismas causas, ya no escribía. A esto habría que agregarle la relación difícil con su padre, que murió alcoholizado y cuyas deudas heredadas al hijo devolvieron a Bret al mundo real.
En "Lunar Park" (Mondadori, 2006) Ellis nos ofrece una falsa autobiografía en la que parece intentar el exorcismo del demonio de su padre. "Surgió un fantasma en la figura de mi padre, y un hijo muy disgustado y atormentado por él", confiesa Ellis en una entrevista. Pero lo que al principio parece una auténtica autobiografía, que nos hace ver con ciertas reservas la figura de su protagonista, sumido en las drogas, el alcohol y la modorra que produce la fama, se convierte poco a poco en una historia de suspenso apasionante y entretenidísima.
Sucede que una vez muerto su padre, Ellis y su familia deciden irse a vivir a una zona periférica de la ciudad. Ahí el autor-protagonista trata de llevar una vida tranquila. Se ha reconciliado con su ex mujer e intenta ser por primera vez un padre para su hijo, con el que nunca ha vivido, y para la pequeña hija de su esposa. Lee los periódicos todas las mañanas y se entera de las recientes desapariciones de niños en las zonas cercanas. Además, empieza a ver indicios de la presencia de su padre muerto. Y por si esto fuera poco, en una fiesta de disfraces ofrecida en su casa la noche de halloween aparece alguien disfrazado de Patrick Bateman, el personaje principal de su novela "American Psycho".
A partir de ahí todos estos acontecimientos empiezan a relacionarse. Vemos a un Bret Easton Ellis esquizofrénico que vuelve a la familia completa el blanco inocente de sus manías, sus obsesiones y sus miedos. Día tras día las desapariciones de niños aumentan; el Patrick Bateman real empieza a asesinar personas, al parecer siguiendo el argumento de la novela de Ellis, como si ésta fuera un manual de instrucciones; el viejo auto de su padre muerto ronda cerca; el muñeco de su pequeña hijastra, Terby (probable anagrama de Bret), cobra vida y habla con la niña; y la vida del escritor se convierte en un infierno (la antítesis quizá de sus años de juventud hedonista y despreocupada) del que querrá escapar a toda costa.
Una novela extraordinaria, de esas que una vez iniciada su lectura no se puede parar, hasta acabarla. Realidad y ficción juntas otra vez (es la moda últimamente) al servicio de la literatura.
Algunos consideraron a Bret Easton Ellis muerto como escritor, después que publicara dos novelas con mucho menos éxito que las primeras; pero con esta "Lunar Park" Ellis, el aún joven Bret Easton Ellis, nos dice que ha vuelto, y con él sus obsesiones, sus demonios y sus miedos. Ahora que ya no es para mí un escritor desconocido puedo decir que me ha dado mucho gusto conocerlo. Habrá que buscar sus títulos anteriores y seguirle la pista hacia atrás, mientras no haya vuelto de nuevo.
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