Si usted es de esos lectores que cada año espera estas fechas de octubre para correr a las microlibrerías hondureñas y comprarse alguno de los libros del recién anunciado Premio Nobel de Literatura, le aconsejamos que antes de hacerlo le eche un ojo a esta vigésima edición de mimalapalabra en La Prensa, dedicada a la concesión de este prestigioso (o deberíamos decir "desprestigiado") galardón correspondiente al año 2007. Resulta que el honor no recayó –otra vez- en Carlos Fuentes ni en Vargas Llosa, o por lo menos en Philip Roth o en Don Delillo, que lo merecen de sobra, sino en la inglesa Doris Lessing, una ferviente activista contra el racismo, militante comunista y pionera del feminismo. En España, las librerías estaban preparadas para recibir a los lectores de Phillip Roth, considerado uno de los más fuertes candidatos este año, pero la Academia Sueca sorprendió a todos. Así lo dijo ante los periodistas Horace Engdahl, secretario de la renombrada academia: "Los sorprendimos un poco a todos, ¿no?".
Pero lo sorprendente no es que nuevamente la decisión de los ilustres miembros de la Academia sea equivocada, porque bastaría citar a Proust, Joyce, Kafka o Borges para certificar su larguísimo historial de errores, ni tampoco que la galardonada sea una mujer con las convicciones ideológicas que ya hemos mencionado, sino que le hayan otorgado el premio sólo por eso que la crítica y la prensa internacional catalogan como "corrección política" y que nada tiene que ver con la literatura, que es de lo que verdaderamente se trata. Harold Bloom dijo a Associated Press que es "un premio políticamente correcto", y continuó diciendo que, aunque la escritora británica al principio de su carrera mostró algunas cualidades admirables, "encuentro su trabajo de los últimos quince años ilegible", y los tildó de "ciencia ficción de cuarta categoría".
Pero las opiniones desfavorables no se quedan aquí. Marcel Reich-Rannicki, reconocido crítico literario alemán, dijo que ésta del 2007 “es una decisión decepcionante. La lengua inglesa tiene escritores más importantes y más significativos como John Updike o Philip Roth”. Humberto Eco, autor de El nombre de la rosa, fue más sutil: “Es una buena autora con una gran alma literaria. Merece el premio, sin duda. Sin embargo, es extraño que lo vuelva a ganar un autor de lengua inglesa tan poco tiempo después de Harold Pinter (2005)”, dijo, como sugiriendo que el premio se reparte de manera equitativa a los países, las culturas y las lenguas del mundo.
He aquí otras palabras contundentes de la crítica literaria Denis Scheck: “Es una elección acertada al tratarse de una pionera del feminismo y luchadora contra el racismo, pero desde el punto de vista estético la decisión es un desastre”.
La prensa también se ha manifestado en contra de la decisión. Germán Gullón, de El Cultural, escribe que Doris Lessing "en su última entrega, The Clef (La hendidura, 2007), vuelve a minar una veta cuestionable, la exploración de los inicios de las relaciones sexuales entre los seres humanos durante la prehistoria, y decepciona al lector". Aclara que no tiene quejas por la decisión, "pero sí algunas reservas".
“Al margen de los méritos narrativos de la británica, el Premio Nobel de Literatura huele a corrección política y apesta a coyuntural”, escribió Alfonso Basallo en El Mundo; mientras que en el diario mexicano El Universal, Rafael Pérez Gay apunta: “No leeré a Doris Lessing. No pongo en duda que su obra pueda guardar la sorpresa de un libro extraordinario. Quizás empobreceré mi espíritu alejándome de esas páginas, pero a mí las lecciones sociales en literatura me matan de tedio”.
"Ésta es posiblemente una de las decisiones más reflexionadas que tomamos jamás", dijo también Engdahl a la prensa, y no es de extrañar que sea así, pues no implicaría mucha reflexión decidir otorgarle el premio a cualquiera de los otros favoritos, antes que a la escritora británica. Así como va la cosa, habrá que esperar en los próximos años que el Nobel caiga en las manos del brasileño que escribe novelitas para amas de casa o de la chilena que frota las suyas con la pomada del realismo mágico. Mientras tanto, Doris Lessing asimila la inmensa fortuna de haber sido la elegida del 2007 con estas palabras: “Estoy completamente encantada, el Nobel es el más prestigioso y glamuroso de todos los premios”.
Para cerrar, una visión resumida de Alejandro Armengol, de El Nuevo Herald, acerca de quienes otorgan esta gloria cada año: “El triunfo de Lessing reafirma que la Academia Sueca es una institución tradicional, que prefiere escritores progresistas, tiene debilidad por las vidas singulares y de vez en cuando se acuerda de las mujeres”.
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