Plenamente de acuerdo con Savater cuando dice que los maniáticos anticitas están abocados a los destinos menos deseables para un escritor: el casticismo y la ocurrencia, es decir, las dos peores variantes del tópico. Citar es respirar literatura para no ahogarse entre los tópicos castizos y ocurrentes que le vienen a uno a la pluma cuando se empeña en esa vulgaridad suprema de "no deberle nada a nadie". Y es que, en el fondo, quien no cita no hace más que repetir pero sin saberlo ni elegirlo.
Dietario voluble, Enrique Vila-Matas.
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