martes, 2 de diciembre de 2008

Carpe Diem

Fotografía: Dorothea Lange

Hay días

como una calle entre solares baldíos,

pavimentada y sólo

basuras y maleza a los lados.

Días en que el café y el pan

saben a yeso, a furia seca, a estafa,

ya dispuestos y lanzados desde el periódico

con su político yankee

deteniendo el cortejo

para besar a una niña birmana

o maternalmente calculando votos

mientras acaricia a un negrito en Harlem.

El jugo de naranja como purga

mientras sonríe con sus quince abriles

una gentil culta filósofa etcétera

damita qué asco

y más allá está el Papa declarando

con una perspicacia aturullante

que la situación del mundo es grave.

Atravesar la calle con cuidado

por moderno atavismo,

el mismo gordo vendedor de frutas

con su falsete por lo visto patentado

el vendedor de lotería como una mariposa plañidera

ejercitando su ingenua demagogia

y en la esquina, ya con ojos de camello,

ver otra vez que el Papa

ha prometido orar por las víctimas

del terremoto de Turquía,

y las ganas terribles de gritar ¡mierda todo!

hasta que se nos sosieguen las glándulas y los dientes.

Días como una carretera

bajo el sol, recta, vacía, interminable.

Nelson Merren, Color de exilio (1970)