G.Perec fotografiado en 1978. Fuente: publico.es
Varios escritores comentan en esta nota de Público el fenómeno Perec en las editoriales españolas, que al parecer se han propuesto traducir al español todo lo que encuentren del escritor francés. Así que hay Perec para rato.
Al madurar Perec dejó que la melena y la perilla diabólica le volvieran una fierecilla indomable. Un "gnomo sarcástico y burlón", que dice Enrique Vila-Matas, capaz de hacer de la escritura un ejercicio voraz y compulsivo, que se pelea por retener algo antes del olvido. "Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva. Arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos", dejó apuntado el autor de La vida instrucciones de uso (Anagrama), el libro más demandado de uno de los padres de la experimentación francesa en la novela de los setenta.
Italo Calvino, miembro como Perec del OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle) dijo de aquella novela, en la que se narra en 600 páginas la historia de 100 apartamentos de un inmueble parisino, que era "el último verdadero acontecimiento de la historia de la novela". A Perec (Francia, 1936-1982) le dominó el impulso frenético por fragmentar e inventariar todo por lo que pasaba, incluso la experiencia de pedirle un aumento de sueldo al jefe de servicio. Es el caso del texto inédito publicado por Georges Perec en una desconocida revista francesa en 1968, que permanecía inédito hasta el momento en castellano y que aparece fruto de la casualidad que cruza el destino del traductor Pablo Moíño Sánchez con el texto.
Lluvia de títulos
La novela corta El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento aparece junto a la pieza de teatro El aumento, gracias a la pequeña editorial segoviana La Uña Rota. Meses antes fue la editorial Impedimenta la que rescataba otros dos inéditos del maestro del coleccionismo de las partículas de lo inabarcable, al publicar Lo infraordinario y Un hombre duerme. Llegan casi con 40 años de retraso. En los últimos años ha aparecido desperdigado el fondo Perec en varias editoriales minoritarias, que han mostrado que Perec no hace daño. Según Mercedes Cebrián, traductora de ambos títulos, los pequeños editores "arriesgan más y eso genera la traducción de obras de autores esenciales no tan comerciales".
"40 años no son nada, y la obra de Perec ha sido escrita ayer. Es tan contemporánea como la de Cervantes, Rabelais o Swift", un directo del escritor Germán Sierra. Al autor de Intente usar otras palabras (Mondadori) le atrae su humor y los juegos para contar la historia de su tiempo y del nuestro.
Perec muerde con fuerza. Su experimento no se marchita y paradójicamente, gracias a su gusto por lo cotidiano, lo ínfimo y al fino análisis de la sociedad de consumo, ha conectado en España con la generación de escritores más reciente. "Me parece lógico", dice Cebrián, "ha ocurrido con otros escritores como Robert Walser. Los editores tienen bastante poder para crear gustos y tendencias".
Enrique Vila-Matas cree que Perec pasa por un momento de recuperación porque "la gente ahora está más preparada para leerlo, porque tiene más información del experimento". De sus libros destaca El viaje de invierno (1983) y Me acuerdo (1978) le parece el más comercial de todos. "Tiene hoy más resonancia en las generaciones nuevas que en las anteriores como la mía. Antes no entendían el sentido serio del juego. Recuerdo una lista que hizo sobre los lugares en los que había dormido en su vida. Trata de abarcar todo el universo, de catalogarlo todo. Es un escritor que no encuentra una mina de oro en su infancia y prefiere investigar su presente", explica.
Juan Bonilla es un declarado fan de Perec y piensa que este vínculo con autores jóvenes no es paradójico: "En efecto, algunas de las obras de Perec, por su recurso al juego, por su apariencia de mera ocurrencia llevada al extremo, puede ser influyente en lo que se haga ahora. Pero sería bueno no olvidar que Perec no estaba solo, que pertenecía a una banda que entendía así la literatura, como una especie de carrera de obstáculos en la que lo simpático no era correr, sino inventarse los obstáculos que había que esquivar".
El autor de Tanta Gente sola (Seix-Barral) cree que la obra fundamental de Perec lleva años traducida al castellano, con títulos como Las Cosas, publicada por Barral en los sesenta o el mencionado La vida. "Lo que pasa es que ahora hay una llovizna de esas que cala, hecha de pequeños títulos, de naderías simpáticas y jugosas que hablan más del personaje Perec que del gran escritor. Para quien ha estado atento, nunca ha faltado Perec que echarse al bolsillo".
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