En esta foto de la década de los 80, una de las últimas que se conoce de Salinger, se le ve agrediendo al fotógrafo.
En un pasaje de El guardián entre el centeno, el mítico personaje Holden Caufield afirma: "me gustaría encontrar una cabaña en algún sitio y con el dinero que gane instalarme allí el resto de mi vida, lejos de cualquier conversación estúpida con la gente". Fue lo que hizo Salinger, su creador: se instaló, luego del enorme éxito de esta novela en 1951, en la casa en la que murió ayer a los 91 años. Tan sólo concedió una entrevista en toda su vida, en 1974 a The New York Times, y ahí reivindicaba su decisión de desaparecer: "Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribrir. Pero escribo sólo para mí mismo y para mi propio placer".
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