De John Cheever para los lectores de este blog en estos días de Navidad y Año Nuevo:
“Abrumado por la soledad, decidió sorprender a la familia volviendo antes de Navidad. Su esposa lo recibió en el aeropuerto con la noticia de que se había enamorado de otro y vivía con él desde hacía tres meses. Habló sin parar hasta que él le dijo que estaba bien, que lo comprendía, y sólo le pedía que lo llevara al hotel. Entonces ella dice: ‘¿Cómo puedes ser tan desconsiderado? Las luces del árbol están encendidas y hemos comprado regalos para ti; además, mamá, papá y los chicos te esperan’. Y él dice: ‘Acabas de decirme que mi vida contigo y los niños se ha terminado. Acabas de decirme que ya no puedo vivir contigo. Ahora quieres que vuelva disfrazado de Papá Noel. Y nunca me han gustado tus padres’. Entonces ella responde: ‘No sabía que fueras tan cruel. No ha sido culpa mía que me haya enamorado de Henry. Fue más fuerte que yo. Actúas como si lo hubiera hecho a propósito. ¿Qué quieres que les diga a papá y mamá? No saben nada. Nos hemos pasado toda la tarde decorando el árbol sólo por ti. Te esperan, se han puesto su mejor ropa’. Y él, que desea ver a sus hijos y las cuatro paredes de su casa, vuelve”.
En este preciso instante me voy a mi biblioteca por mi tomo de los diarios de Cheever. Sin duda es doloroso el fragmento que cuelgas en esta entrada, pero la literatura también es cínica y después de leer el fragmento me quede con ganas de más Cheever, que en alguna ocasión dijo: "¡pero a que imbécil se le ocurre buscarle mensaje a una novela!, como si la novela no se respondiera por si misma".
ResponderEliminarMis mejores deseos en este año para el escritor de este blog, que en el pasado disfrute descubriéndolo.