Christina Ruf y Ariel Dávila, creadores de Otra frecuencia. Foto: Reynaldo Carranza.
Ariel Dávila y Christina Ruf, de Argentina y Alemania, respectivamente, montaron el año pasado Otra Frecuencia-Audioperformance de a dos, una curiosa obra que podría considerarse “una experiencia teatral interactiva” y que ahora llega a Honduras para presentarse por primera vez en la Alianza Francesa de esta ciudad.
Ariel y Christina forman parte del grupo BiNeural-MonoKultur, fundado hace siete años con el ánimo de “investigar en formatos artísticos que intervengan en el límite de la realidad y la ficción”, según informan en su blog.
En sus trabajos, dicen Ariel y Christina, “experimentan con espacios no convencionales y dan cuenta de un cruce de diferentes disciplinas”, y algo de esto es lo que el público sampedrano podrá observar hoy, a partir de las seis de la tarde, pero no sólo eso pues también podrá participar en el desarrollo de Otra frecuencia como un actor más y convertirse de esa manera en el complemento que la obra necesita para su realización.
Christina lo explica así: “Durante 10 minutos los personajes, a través de sus auriculares, viven una historia y tienen que interactuar uno con el otro. Mientras tanto, los que están afuera y que no tienen puestos los auriculares, observan una coreografía extraña que no acaban de entender sino hasta que ellos también participan”.
“No queremos un espectador pasivo, sólo mirando la obra, queremos que participe”, agrega Ariel, para completar el propósito de su proyecto.
Junto al músico Guillermo Ceballos y los actores Valeria Urigu y Santiago Marchant, Ariel y Christina montaron en Argentina esta obra que definen como “una experiencia sonora para dos personas donde transitarán por las vivencias de dos personajes virtuales”.
Cada uno de estos personajes tiene una misión por cumplir, según leemos en la descripción de la obra que aparece en su blog, y al encontrarse estos, surgen las siguientes preguntas: “¿quién es ese que está frente a mí? y ¿por qué se comporta así?”.
Esta propuesta resulta novedosa en Honduras ya que pocas veces el público nacional, acostumbrado al teatro convencional, ha podido presenciar o participar en una experiencia semejante porque, según sus creadores, Otra frecuencia es una performance en donde los performer son los espectadores mismos.
“El público está al mismo tiempo fuera y dentro de la obra. Los que estamos afuera, tal vez esperando nuestro turno para participar en esta experiencia, vemos personas actuando e interactuando de a dos, pero no podemos adivinar sus objetivos ni sus estrategias. Asistimos a una coreografía un tanto extraña. Una performance muda que sólo podemos entender desde adentro, participando”, explican.
“Nos interesa experimentar con nuevos medios, salir del escenario, trabajar sin actores”, dice Ariel, por lo que en Otra frecuencia, a través de unos auriculares, los espectadores, que serán también actores, sin pretenderlo, transitarán sobre esa línea que separa a la realidad de su vida cotidiana con la ficción que la obra propone.
“A la ficción cada vez le cuesta más competir con la realidad. La representación de la realidad cada vez es más difícil de creer”, concluye Ariel. Y esta noche el público sampedrano tendrá la oportunidad de comprobarlo.
Procedimiento
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