Dennis Arita, corrigiendo notas en la sala de redacción de un diario sampedrano.
Segunda parte de la entrevista a Dennis Arita, autor del libro de cuentos Final de invierno, en la que entramos de lleno en su obra, en los mecanismos de su escritura y en sus actuales proyectos literarios:
Ha transcurrido mucho tiempo, desde que empezaste a mostrarte como narrador, hasta ver publicado Final de invierno, tu primer libro de cuentos. Aparte de las normales dificultades para publicar en Honduras, ¿existía alguna otra razón para retrasar la aparición de ese libro?
Sencillamente no me interesaba
publicar un libro. Sé que publicar requiere invertir dinero y no lo tenía.
También sé que endeudarme por una publicación me exigiría vender la edición
para pagar mis deudas y eso me desagradaba. Así que sólo escribía y guardaba
mis cuentos.
Final de invierno es un libro en el que, como dice Helen Umaña en la contraportada de la primera edición de 2008, "cada relato se dispara en múltiples preguntas". ¿Cuáles son las preguntas que más te interesa hacerle al lector?
Cuando escribí esos y otros
cuentos no pensé nunca en el lector. Da algo de vergüenza confesarlo, pero ni
modo. Generalmente se me venían una o dos, con suerte tres imágenes a la cabeza
e intuía que estaban unidas por un nexo. Luego esperaba el momento en que el
nexo se hacía más aparente y llegaba el momento de hacer que esas imágenes
encajaran por medio del lenguaje. El lector, por desgracia, no entraba en mis
cálculos. También podría decirse que soy mi único lector. ¿Por qué no? Al
principio fue así porque nadie más que yo leía mis cuentos. Luego, cuando se
los mostré a mis amigos, de alguna manera seguí siendo mi único lector porque
de hecho no sabía qué reacciones esperaba de ellos al leer lo que yo escribía.
Vi en mis amigos mi propio reflejo y me di cuenta de que ni siquiera yo sabía
bien qué reacciones esperaba que me causaran... Sólo sabía que había unas
imágenes -un monstruo en medio de un patio desolado, una mujer vestida de
blanco en una habitación a oscuras- y que debía buscar palabras adecuadas para
unirlas. Eso era todo. No tenía intenciones pedagógicas ni metafísicas ni
filosóficas. Lo único que me quedaba era crear el mejor lenguaje del que
pudiera echar mano para que esas imágenes no quedaran rodando por ahí porque
eso me habría hecho sentir mal. Al final, supongo que el lenguaje es lo que me
llama la atención. Si soy un reflejo de mis hipóteticos lectores, puedo decir
que más que hacer preguntas hago lenguaje.
En tus cuentos ocurren siempre situaciones extrañas y ambiguas, que pocas veces tienen explicación o encuentran resolución. ¿Es ésta tu intención al escribir o a medida que escribís va manifestándose la voluntad del texto?
Me dejo dominar por las imágenes
y el lenguaje y de ahí va saliendo todo... Creo que es una combinación de ambas
cosas: voluntad de unir las imágenes y sometimiento a esas imágenes. La
realidad cotidiana es tan ambigua, extraña e inexplicable como cualquier
cuento. A veces más. Sólo hay que ver una hora de noticieros. Muchas cosas
quedan sin resolver en la realidad de todos los días, en la que camino, como y
trabajo. Me atrevería a decir que en ella no se resuelve nada, que cada cosa
que hacemos está como preñada de incertidumbre. Desde ese punto de vista, un
cuento que parezca cerrado y resuelto puede ser considerado una estafa o una
muestra de voluntad creativa que escapa a la tiranía de lo cotidiano. Sería una
estafa porque nos mostraría una realidad en la que A lleva a B, aunque en la
realidad es usual que A lleve a C o a F, o a ninguna parte. O sería una
imposición del autor, libre de toda atadura "real", precisamente
porque se niega a dejar las cosas sin resolver y en cambio presenta situaciones
que llevan a desenlaces deseables o lógicos. Un poco en broma, diría que esos
cuentos que publiqué son rigurosamente realistas porque en ellos nada queda
resuelto.
La eterna pregunta: ¿La trama o el estilo? ¿Lo que se cuenta o la manera en que se cuenta?
Imagino que al escribir
"estilo" te referís a la sintaxis, a la extensión y la
"música" de las frases, a los párrafos, al léxico. Nunca he pensado
en una trama y en cambio sí he pensado en el lenguaje, como te dije antes. Si
se me permite decir que el lenguaje se relaciona más con el estilo que con la
historia que se cuenta, entonces es posible que al escribir esos cuentos me
llamaba más la atención el estilo que la trama. Pero me gustaría escribir
narraciones con tramas que "atraparan" a un lector. Hablo así porque
en realidad me agradan mucho esa clase de libros de tramas bien trabadas; por
ejemplo, algunas novelas policiales. Recuerdo una novela que no es policial, Middlemarch, de George Eliot. Es una
extensa novela costumbrista, con varias tramas que se entrelazan y que me
causaron enorme placer. Así que como lector me gusta eso y quisiera imitarlo
algún día.
¿Cuál ha sido tu manera de buscar un estilo propio? ¿Lo has encontrado?
No he buscado un estilo, pero sí
he buscado escribir lo mejor que he podido. No sé si he tenido suerte…
¿Qué importancia tiene la palabra “Honduras” en tu obra? ¿Te importa mucho que nuestro país figure como escenario en ella?
Aunque esa palabra no apareciera
nunca en un relato mío, tiene mucha importancia porque acá vivo, ¿no? Escribo
bajo el calor de San Pedro, en una colonia en la que asesinan a alguien
distinto casi cada semana. ¿Cómo podría escapar de eso? Si escribiera un cuento
sobre dos astronautas chinos que viajan a Júpiter, lo escribiría en este calor
apremiante, luego de haber comido frijoles con arroz y tortillas, mientras de
fondo se oyen los noticieros hablando sobre una amenaza de hambruna en algún
pueblo de Choluteca o Valle. Más tarde iría a dar un paseo por el mercado El
Rápido, siempre bajo el sol quemante… y sentiría el olor de verduras
fermentadas y de sudores. Si ando suficiente dinero, podría entrar en un café
del centro y miraría por las ventanas a los vendedores de chica y a los
cambistas, a los travestis y las putas jóvenes. Si voy a otro café lejos del centro,
oiría a los viejos que critican las movidas del gobierno nacionalista, la
situación de los colegios magisteriales y lo del aumento al mínimo. Todo eso,
que es Honduras, estaría de fondo y hasta de escenario tácito en el relato
sobre dos chinos que viajan a Júpiter.
¿Cuáles serán las principales diferencias de tu próximo libro de cuentos con respecto al primero?
Tengo varios cuentos por ahí y
todos son tan ambiguos como los del libro que publiqué. En eso se parecen
bastante. La diferencia estaría en cómo los ordenaría y les daría una especie
de continuidad como conjunto. En Final de
invierno lo que hice fue juntar varios relatos en los que apareciera el
agua, más que todo en forma de lluvia. Salvo en el cuento titulado “Monstruo”,
donde lo que hay es frío y no lluvia y por eso lo puse en medio del libro.
Empleé otras maneras de lograr la continuidad de un cuento a otro, pero no vale
la pena mencionarlas. Si publico otro libro de cuentos, los nexos entre las
historias serían distintos, ya no sería el agua… creo que ésa es la diferencia
primordial.
Te hemos oído hablar de una novela que estás escribiendo. ¿Cómo va ese proyecto?
Es cierto. Estoy escribiendo un
texto extenso que tiene la apariencia de una novela. Es un relato que
superficialmente cuenta una historia de policías, putas y ladrones, pero en el
fondo es sobre vigilancia y más en el fondo es sobre voyeurismo, sobre verse
unos a otros por miedo, por prevención, por deseo, etc. Como sé que soy
haragán, me decidí a escribir todos los días una cuota. No diré que respeto ese
método, pero lo he intentado y llevo más de mil páginas manuscritas. Creo que
será una novela de unas 400 ó 450 páginas. Algo así.
¿Por qué la decisión de pasar, al menos por el momento, del cuento a la novela?
Sólo quería probar si puedo
escribir una novela… y la mera verdad es que todavía no estoy seguro de que
puedo hacerlo, pero en eso estoy.
¿Qué sensaciones te produce el hecho de estar escribiendo una novela? Me refiero a sensaciones que quizá no tenías cuando escribías sólo cuentos.
Siento más libertad. Un cuento es
más difícil porque exige ser conciso. En una novela puedo explorar más a fondo.
En el cuento se me ocurría algo que parecía interesante pero me decía “mejor
no, si pongo esto se alargaría mucho, nunca lo terminaría”. En una novela no es
así. También he tenido que ser algo disciplinado. No mucho. Es malo excederse
en todo.
¿La escritura de esta novela, que por lo que hemos oído será algo extensa, ha alterado de alguna manera el ritmo de tu vida?
No tanto. Sencillamente las dos
horas que antes dedicaba a vagabundear ahora las paso escribiendo un poco para
ir avanzando. De alguna manera es ganancia porque aprendo a ser responsable a
una edad avanzada, pero por otro lado es dañino porque no hay actividad más ilustrativa
que andar de vago.
¿Se llevan bien tu trabajo como corrector de textos en un diario y tu voluntad de escribir ficciones? ¿Llega a afectar lo primero a lo segundo?
Hago ese trabajo mecánicamente
para que no me moleste demasiado. Sí me daña los ojos, que se enrojecen más que
antes. Leer libros se ha vuelto más difícil porque paso leyendo noticias seis
horas seguidas, pero lo compenso viendo muchas películas. Ayer mismo vi La casa de las ventanas que ríen, muy
buen filme de terror del director italiano Pupi Avati.
¿Habrá siempre motivos para seguir escribiendo o esa voluntad depende de las circunstancias?
Espero que siempre haya motivos
porque escribir es algunas veces entretenido.
"Quienes se permitan la aventura de leer con la debida atención este libro estarán otorgándole un respiro a su inteligencia y podrán darse cuenta de que la narrativa de Honduras no tiene que estar teñida necesariamente con el aburrido color local con que solemos verla sino que puede alimentarse de otros ámbitos, de otros climas y de referencias más universales." En algún texto de Gio.
ResponderEliminar"Escribo bajo el calor de San Pedro, en una colonia en la que asesinan a alguien distinto casi cada semana. ¿Cómo podría escapar de eso? Si escribiera un cuento sobre dos astronautas chinos que viajan a Júpiter, lo escribiría en este calor apremiante, luego de haber comido frijoles con arroz y tortillas, mientras de fondo se oyen los noticieros hablando sobre una amenaza de hambruna en algún pueblo de Choluteca o Valle. Más tarde iría a dar un paseo por el mercado El Rápido, siempre bajo el sol quemante… y sentiría el olor de verduras fermentadas y de sudores. Si ando suficiente dinero, podría entrar en un café del centro y miraría por las ventanas a los vendedores de chica y a los cambistas, a los travestis y las putas jóvenes. Si voy a otro café lejos del centro, oiría a los viejos que critican las movidas del gobierno nacionalista, la situación de los colegios magisteriales y lo del aumento al mínimo." En alguna respuesta de Dennis.
El editor aún debe asumir la verdad sobre su origen aunque viva frente al palacio de la Alhambra, se puede quitar la costra del pasado amigo, se vive para siempre con el color local. Dennis, muy buena respuesta, voy a ver si al fin me decido a comprar tu texto, es que estaba leyendo a Fitzgerald, ya te imaginas?
Tampoco hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que los cuentos de Dennis no huelen a frijoles, arroz y tortillas. Que Dennis (o cualquier otro) haya nacido en H y escriba en H no quiere decir que de su pluma necesariamente vaya a salir el aburrido discursito patriotero o folklórico o bananero. Creo que ya empezamos a superar esa manía; Dennis es un buen ejemplo, y te lo digo porque veo que no lo has notado.
ResponderEliminarY nadie intenta olvidar su origen, que ama y detesta a partes iguales, sino tan sólo ver también un poco hacia afuera y hacia el futuro, consciente de que ser solamente hondureño sólo sirve para la lamentable práctica del chauvinismo.
Amén!
ResponderEliminarEso me gusta de mimalapalabra, cada acierto de su editor lo celebro hasta la saciedad. Da gusto que en internet haya un espacio como éste, que le rinde tributo a la pasion por leer y escribir. ¡Excelente, Dennis! Siempre cauto y sabio para hablar y escribir.
ResponderEliminarHola acabo de leer la entrevista y me parewce super interesante y bueno también mi intención era contactarme más con ustedes y con el autor porque raro, pero tambien este año se ha publicado mi novela, mi primera novela de nombre Invierno y me gustaria pasarles algunos pasajes de ella, o algo, mi nombre es christian, y mi correo electronico es christianjk782@gmail.com, saludos cordiales desde Cochabamba, Bolivia.
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