jueves, 29 de septiembre de 2011

Suerte la de Borges por no tener que sufrir a su mujercita


"Espero tener la lucidez suficiente como para, llegado el momento, saber que no tengo nada más que decir y saber parar a tiempo". Lo dijo Saramago, todavía joven, en un momento en el que pensaba en cómo serían sus días de anciano. Y es que Saramago sabía que la vejez no es siempre sinónimo de sabiduría, como suele creerse. María Kodama, la viuda de Borges, por ejemplo, entre más vieja se muestra más pendeja. Su última ocurrencia fue seguir el consejo de su abogado, un abogado que no se sabe si es más imbécil o más oportunista, y obligar a la editorial Alfaguara a retirar el libro El hacedor (de Borges). Remake, de Agustín Fernández Mallo, por considerar la publicación de ese libro "una falta de respeto", por supuesto a ella, no a Borges. Que nadie intente explicarle a la Kodama que lo de Fernández Mallo no se trata de un plagio al libro de Borges ni mucho menos, porque será inútil. "Es triste llegar a viejo", dicen algunos. En caso como éste tienen toda la razón.
Para leer la nota completa, en ElCultural.es.

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