jueves, 28 de octubre de 2010

Memoria y literatura

Escribir novelas es el arte de convertir los recuerdos reales en recuerdos inventados; de reemplazar nuestra memoria privada, individual y limitada, por la particular manera de recordar que tiene la literatura, cuyo rasgo más extraño es el de formar parte de eso que llamamos inconsciente colectivo mientras nos provoca la ilusión de estar hablando de nuestra vida más íntima. “La memoria”, dice Sebald, “es el espinazo moral de la literatura”.
Juan Gabriel Vásquez en el ensayo Memoria perfeccionada.

martes, 26 de octubre de 2010

El autor que se adelantó a su muerte


Édouard Levé.
Encuentro en Público esta casi necrológica:
La nota de suicidio de Édouard Levé (París, 1965-2007) es una novela. El escritor, fotógrafo y pintor le envió el manuscrito a su editor por internet el 5 de octubre de 2007, éste le dejó un SMS en su teléfono móvil el 8, luego un mail, una llamada telefónica y por fin quedaron: "Como yo me iba a la Feria de Fráncfort, nos citamos para la mañana de mi regreso, es decir, el 16. Se suicidó el 15 por la tarde", cuenta a este periódico Paul Otchakovsky-Laurens (París, 1944), fundador de la prestigiosa editorial francesa POL, que publicó el libro póstumo.

"No creo que Édouard Levé quisiera hacer de Suicidio un aviso. En fin, desgraciadamente, yo no lo tomé como tal. Pienso que estaba decidido. Me parece que para él era un libro que concluía su obra y que precisamente escogió el modo del recuerdo y de la ficción para descartar cualquier sospecha", cuenta el editor francés refiriéndose a cómo el autor, siempre en una descriptiva segunda persona, convierte el relato del suicidio de un personaje en su propio autorretrato, encarando los motivos que le llevan a tomar el paso.

Suicidio, que ahora se publica en España, de la mano de 451 Editores, es una novela que crea magisterio a partir de la crudeza de sus análisis y del desapego de sus imágenes. Como el propio Paul Otchakovsky-Laurens cuenta, lo que más llama la atención -más que los acontecimientos que rodean su publicación, si cabe- es la constancia del tono, el rigor descriptivo y la total ausencia de sentimiento: "Más allá de lo que se cuenta, el texto tiene un carácter absolutamente indispensable, a pesar de su aparente frialdad, conmovedor".

sábado, 9 de octubre de 2010

Vila-Matas sobre Coetzee

Volvamos, pues, a un Nobel que nadie discute: J.M.Coetzee, de quien nos habla E.V-Matas en este texto extraído de El País:
En pleno agosto inculto, una encuesta proclamó que Verano, de J. M. Coetzee, era el libro más recomendado por los escritores españoles para las vacaciones estivales. Toda una sorpresa, un extraño brote verde de nuestro panorama literario, porque Coetzee es un escritor de radical contemporaneidad y en el gremio hispánico, en cambio, predomina -tal vez no les encuestaron- un sector dinosáurico, que es recio aliado de nuestras apolilladas universidades y de las convenciones narrativas de antes de la guerra de Cuba.

Ya es raro que queramos tanto a Coetzee en un país en el que es minoritaria la tradición de complejidad en la narración de historias (tradición que usa la referencia, la construcción sobre otros elementos ya hechos y, en el contexto español, la meditación, en el sentido más benetiano del término) y mayoritario el sector entregado a una "narrativa normal" de fácil acceso "a todo el mundo", un sector que encajaría en lo que Ricardo Piglia ha calificado de neopopulismo antiintelectual de la cultura de masas, "con un elenco de escritores que quieren ser admitidos como seres sencillos, nunca intelectuales", que viven felices y castizos, reyes del folclore nacional.

Hay una hegemonía de la simplicidad. Predominan mundos llanos y comprensibles, con un orden palmario. Por eso sorprende ese podio para Verano, de Coetzee, un autor que acostumbra a mezclar narrativa y ensayo y crear personajes y tramas buscando combinarlos con el pensamiento filosófico y la discusión de ideas; un autor que en sus últimos libros ha abierto la invención novelesca a otros horizontes disciplinares, aunque sin abandonar el núcleo narrativo, es decir, sin prescindir del componente emocional propio de la creación.

No es una moda, sino una renovación que el propio género novelístico exigía para no quedarse palurdo o muerto. De hecho, sin esos procesos de los que dispone la literatura para reorganizar sus argumentos, el arte de la novela y del ensayo estarían condenados a repetirse de forma mortal. Cuando oigo que todavía se discute sobre si realidad y ficción pueden ser lo mismo, me quedo de piedra. ¿No sería más pertinente hablar de las relaciones entre novela y ensayo? Por poco que estos dos géneros colindantes se mezclen, surge potente a veces un arte literario (acaba de suceder con los cuentos de La bicicleta estática, el maravilloso libro de Sergi Pàmies) que cada día se interesa más por ocuparse de cosas que solo pueden decirse escribiendo, que no pueden expresarse bien a través de una película, una serie televisiva o un cuadro.

Ese arte estrictamente literario está en Verano, tercera entrega de la Autobiografía de Coetzee, donde uno descubre que persiste todavía "algo", fuera de la cultura del consumo, desde lo cual sería posible reiniciar las cosas. En ese "algo" -que podríamos llamar zona ártica, en honor de Deleuze: lugar desolado donde todas las brújulas giran enloquecidas sin saber dónde apuntar- se puede pensar de otro modo. Es el espacio de los relatos de Pàmies. En realidad, a esa zona se acercó ya Walter Benjamin en su momento cuando miró hacia los orígenes mismos del lenguaje: un lugar atávico, donde una palabra no es un signo, un sustituto de otra cosa, sino el nombre de una idea. De Coetzee y Pàmies admiro su misteriosa facilidad para conducirnos hacia ese lugar, y también los itinerarios que van abriendo cuando maniobran con la inteligencia, específicamente narrativa, del pensamiento.

jueves, 7 de octubre de 2010

El Nobel para Vargas Llosa


Mario Vargas Llosa.
El premio Nobel otorgado a Mario Vargas Llosa no es sorpresivo porque se lo den a él antes que a otro sino porque casi nadie esperaba ya que se lo dieran. Y es seguro que ya empiezan a saltar, por aquí y por allá, esos mismos ignorantes que suelen confundir literatura con otras cosas. Lo cierto es que este premio es un acto de justicia no sólo con Vargas Llosa sino con la literatura. La alegría es unánime entre quienes sí lo hemos leído. Dice la nota de El País:
Faltaban todavía unos segundos para la una de la tarde cuando Peter Englund, secretario de la Academia sueca, abrió la famosa puerta blanca de la sede académica y pronunció el nombre del escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa como nuevo galardonado con el premio más prestigioso de las letras universales. Lo dijo en varios idiomas y cerró "en castellano".

En declaraciones a EL PAÍS, el autor ha afirmado, tras conocer la noticia, que "es una gran alegría" que comparte "con tantos amigos". "Gracias a ustedes por felicitarme y por tenerme siempre cerca. Cuando nos llamaron, a Patricia [su esposa] le pareció que podía ser una broma", ha subrayado, según informa Juan Cruz. Para el autor, que se reconoció "muy conmovido y entusiasmado", el premio supone un "reconocimiento a la lengua española". El escritor también ha señalado, a W Radio Colombia, que es "un estímulo fantástico". "Creía que había sido completamente olvidado por la Academia, ni siquiera sabía que el premio se entregaba este mes", ha declarado Vargas Llosa en declaraciones a la agencia sueca TT.

El Premio Nobel de Literatura 2010 fue celebrado de forma unánime por escritores y editores españoles e hispanoamericanos que asisten a la Feria del Libro de Francfort. Entre las felicitaciones recibidas por el escritor procedentes de todos los rincones del mundo está la del presidente de Perú, Alan García, que se ha referido al galardón de su compatriota como "un acto de justicia". "El mundo reconoce la inteligencia y la voluntad libertaria y democrática de Vargas Llosa y es un acto de justicia enorme que en verdad esperábamos desde nuestra juventud", ha afirmado García en una entrevista con la radio local RPP, recogida por Efe.

Como siempre, las razones de la Academia caben en dos líneas: "Por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes de la resistencia individual, la revuelta y la derrota". En el momento del fallo el escritor se encontraba en Nueva York, dictando un curso sobre Borges en la Universidad de Princeton. El próximo 10 de diciembre recibirá el premio (dotado con 10 millones de coronas suecas, 1,1 millones de euros) de manos del rey de Suecia en el auditorio de Estocolmo. Antes, la editorial Alfaguara publicará su nuevo libro, El sueño del celta (Alfaguara), un apasionante relato novelesco sobre un personaje histórico, Roger Casement (1864-1916), que indagó la brutalidad del Gobierno de Leopoldo II de Bélgica durante la colonización del Congo y la violencia contra los recolectores de caucho en el Amazonas.

"Pensar en ello [el Premio Nobel] es malo para el estilo, tardío o no". Esa fue la respuesta que Mario Vargas Llosa dio en agosto a EL PAÍS durante la entrevista en la que hablaba extensamente sobre su nueva novela. "Siempre me ha angustiado mucho la idea de esos escritores que pierden el fuego, se callan", dijo también respecto a la tendencia de algunos escritores consagrados a convertirse en monumentos de sí mismo. "Me sentiría muy desgraciado si no pudiera trabajar. Con el tiempo se pierden capacidades, me temo que sí, pero hay que mantener la lucidez y el espíritu crítico. Perder el espíritu es una enfermedad en la que caen muchos escritores. Es como volverse una estatua en vida".

Nacido en Arequipa (Perú) el 28 de marzo de 1936, Mario Vargas Llosa, miembro de la Real Academia Española, atesoraba ya todos los premios importantes de su idioma: del Cervantes al Príncipe de Asturias. Después de años de sonar como favorito en todas las quinielas del Nobel, el escritor peruano ha visto recompensada una trayectoria que incluye clásicos de la literatura contemporánea como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965) o Conversación en La Catedral (1969).

miércoles, 6 de octubre de 2010

Cormac McCarthy suena fuerte para el Nobel


El novelista estadounidense Cormac McCarthy, en 2006. Foto: AP.
Si de escoger entre los favoritos se tratara, yo escogería a Cormac McCarthy, a quien considero superior a los otros favoritos. Y si se tratara de escoger entre todos los candidatos, me quedaría con Philip Roth. Pero de lo que se trata es de esperar a que los de la academia sueca se decidan. Y eso sucederá mañana, dice la nota de El País:
El nombre de Cormac McCarthy suena con fuerza como favorito para obtener el Premio Nobel de Literatura, que se fallará mañana en Estocolmo. El autor de La carretera encabeza las listas de apuestas de la casa británica Ladbrokes , por delante del keniano Ngugi wa Thiong'o, segundo, el japonés Haruki Murakami, tercero, y el húngaro Peter Nadas, cuarto. El primer autor hispanohablante es el argentino Juan Gelman, que se coloca en octavo lugar.

Las quinielas previas al Nobel de Literatura son una tradición pero no suelen acertar casi nunca. La Academia sueca cuenta con una solvente costumbre de refutar todos los pronósticos premiando a autores casi desconocidos como Herta Müller o Elfriede Jelinek o rescatando a otros prácticamente olvidados, como Doris Lessing y Harold Pinter.

Si finalmente McCarthy se lleva el galardón mañana, será el primer Nobel de Literatura para Estados Unidos desde hace 17 años, cuando lo obtuvo Toni Morrison. La representación estadounidense es nutrida y se completa con candidatos habituales como Thomas Pynchon, Joyce Carol Oates, Philip Roth y E. L. Doctorow.

Más tiempo aún hace que no lo obtiene ningún autor hispanohablante. El último fue el mexicano Octavio Paz, que lo recibió en 1990. En la nómina de aspirantes de habla hispana se sitúan, además de Gelman, el hispano-peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes, los españoles Javier Marías y Juan Marsé y el paraguayo Néstor Amarilla, entre otros.

Otros narradores como el alemán Ulrich Holbein, el sueco Tomas Tranströmer, la canadiense Alice Munro y el australiano Gerald Murnane aparecen bien situados en las quinielas, que hace años que apuntan también al triunfo de un poeta, algo que no se produce desde que la polaca Wislawa Szymborska ganó en 1996.

Tras los pasos de Müller y Le Clézio
Quizá la entrada más inesperada es la de Wa Thiong'o, que ha ascendido rápidamente durante los últimos días en las listas de Ladbrokes, algo similar a lo que ocurrió en 2009 con la rumano-alemana Herta Müller y en 2008 con el francés Jean Marie Le Clézio, que finalmente lograron el galardón. Algunos medios suecos atribuyen la subida del keniano a que participó en la reciente Feria del Libro de Gotemburgo, la más importante de Suecia, y que en esta edición estuvo dedicada a África.

Los italianos Antonio Tabbucchi y Claudio Magris, el austríaco Peter Handke, el albanés Ismail Kadaré, el holandés Cees Nooteboom, el checo Milan Kundera, la argelina Assia Djebar, el israelí Amos Oz y el polaco Adam Zagajewski forman también parte de la interminable lista de supuestos candidatos.

La Academia insiste siempre en que sólo premia a autores y no a literauras ni países, aunque sus elecciones parecen llevarse a veces más por cuestiones políticas o por el criterio de rotación geográfica que por la calidad literaria.

Las etapas del Nobel de Literatura
Electores: Miembros de la Academia sueca (18 integrantes) y de las correspondientes organismos literarios, ganadores anteriores y profesores de literatura pueden nominar candidatos hasta el 31 de enero.

Los candidatos: son elegidos en primavera en una lista de unos 15-20 nombres, que luego reducen a cinco nombres durante el verano. Se trata de un proceso de selección que se mantiene en secreto desde hace 50 años.

Votación: El comité del Nobel lee las obras de los candidatos durante el verano. El 6 de octubre elige al ganador del premio de la Academia. Más de la mitad debe votar al ganador.

Fallo: El ganador se da a conocer el 7 de octubre a las 13.00 (hora local), por el secretario de la entidad, Peter Englund, que asumió el cargo el año pasado, tras la salida de Horace Engdahl.

El ganador: recibe 10 millones de coronas suecas (un millón de euros). El galardón se entrega durante una ceremonia en la Sala de Conciertos de Estocolmo el 10 de diciembre.

lunes, 4 de octubre de 2010

Los Cuentos completos de Fogwill


Portada del libro, editado por Alfaguara.
Siempre preciso en sus reseñas, Rafael Lemus nos habla ahora de los cuentos de Fogwill en Letras Libres:
Téngase en cuenta este nombre, Fogwill, antes de apresurarse y decretar la defunción de las literaturas nacionales. Téngase en cuenta la obra de este escritor, novelas y cuentos y un puñado de ensayos, cuando se esté a punto de afirmar que ya no hay fronteras y que ya nada nos es ajeno. Porque resulta que Fogwill (Buenos Aires, 1941) es, como Marcelo Mellado en Chile, como David Toscana en México, como tantos otros autores en tantos otros países, un escritor esencialmente nacional –un argentino para argentinos.

No es que los escenarios y las referencias de sus ficciones sean locales –así se arma casi toda narrativa. No es tampoco que su escritura esté contaminada de habla –en este caso, de estilizada jerga porteña. Es sencillamente que este hombre escribe desde Argentina para debatir y afectar la –ya de por sí autorreferencial– literatura de Argentina. Basta con notar la manera en que cita o parodia el canon local, o la frecuencia con que participa en controversias tribales, o los escándalos que él mismo genera al interior del circuito literario bonaerense, para entender que no es a nosotros a quienes mira.

El Fogwill que alcanza a llegar hasta México es, previsiblemente, menos polémico y, desafortunadamente, bastante escaso. Sus libros circulan apenas y apenas si son discutidos y reseñados. Aun su novela más célebre, Los pichiciegos (1983), faltaba en los estantes de las librerías mexicanas hasta hace unas cuantas semanas, cuando Periférica, que reeditó la obra, mandó algunos ejemplares a esta orilla. Ahora también puede encontrarse –o tal vez no– este volumen: todos los cuentos que ha escrito Fogwill salvo los cinco o seis que él mismo descartó. En total: veintiún relatos –algunos de ellos casi nouvelles– publicados entre 1974 y 2007.

La pregunta es: ¿cómo leerlos?, ¿de qué manera enfrentarse a unos cuentos que evidentemente no fueron escritos para uno? Inútil buscar asistencia en el nimio prólogo de Elvio E. Gandolfo o en la esquiva nota preliminar del propio Fogwill: no ofrecen coordenadas, estamos a solas. Inútil, también, buscar asidero en la cronología: los cuentos se presentan sin orden temporal, obedecen la arbitraria secuencia que Fogwill quiso imponerles. Solo hay textos, veintiuno, y es difícil hallar un estilo, una estrategia, que los articule. Hay relatos con suspenso y sin suspenso, políticos o amorosos, metaliterarios o realistas. Hay lo mismo misterios marítimos (“El japonés”) que brutales alusiones a la guerra de las Malvinas (“Los pasajeros del tren de la noche”) y hasta una divertida parodia de El extranjero de Camus (“Sobre el arte de la novela”). Hay un puñado de cuentos maestros (los dos últimos más “Muchacha Punk”, “Help a él” y “Otra muerte del arte”) y hay, para ser sinceros, dos o tres narraciones bastante tortuosas.

Es tanta la oferta que uno podría llegar a pensar: este hombre es uno de esos narradores, más o menos convencionales, que sacrifican todo –estilo, poética, visión del mundo– en aras de la trama; otro cuentacuentos cuya única justificación es el tópico placer de narrar. Sin embargo, es cosa de mirar con detenimiento para notar que estos relatos, al revés de los de los narradores-artesanos, no funcionan como deberían. En vez de salir disparados hacia la meta, se demoran en el camino –su ritmo es lento e inestable, la prosa bulle y zigzaguea, el narrador arrastra ideas y manías a lo largo de las páginas. En lugar de optar por la elegancia y la ligereza, no temen ensuciarse, ni ser opacos, ni extenderse y engordar. De hecho, uno tiene la impresión de que los mejores de estos cuentos pesan y ocupan espacio –significan.

¿Que por qué pesan? Tal vez, en parte, por su densidad intelectual. Es cierto que uno nunca diría que Fogwill es un teórico o un filósofo. Es verdad, también, que dentro de la literatura argentina él pasa por ser uno de los narradores menos intelectuales –más cercano, por ejemplo, a Arlt y Puig que a Borges y Saer y Piglia. Pero ya se sabe que no se puede ser un narrador de veras argentino sin ser un narrador inteligente y Fogwill es de veras listo. Tan listo que su obra es una prueba –otra más– de que se puede narrar y pensar la narrativa al mismo tiempo. El mejor Fogwill es, en este sentido, dos Fogwills: un narrador nato, capaz de pasajes dramáticos muy potentes, y un curioso crítico que extiende y extiende el relato con el propósito de habitarlo e investigarlo durante el mayor tiempo posible. Este recurso, desplegar y estirar los textos hasta dejar a la vista su porosidad, es clave en Fogwill. Si no se cree, léase esa maravilla que es “Help a él”, una larga y paródica deconstrucción –ya desde el título– de “El Aleph”. ¿Deconstrucción? Más bien: ampliación, expansión de los elementos borgesianos para de ese modo volverlos más obvios y comprensibles.

Estos cuentos pesan, además, por toda la realidad que acarrean. Desde luego que no se trata de una realidad universal, ingrávida, tópica –de esa que, ay, hace crack. Se trata de una realidad concreta y local –experimentada. Si Fogwill tiene un compromiso, no es con lo Real ni con la cacareada Condición Humana. Por el contrario: trabaja con materiales claros y específicos –un rincón particular de Buenos Aires, un determinado taxista, una fecha puntual. En efecto: trabaja. Después de elegir su porción de realidad, no se limita a cuidarla ni a registrarla en detallados apuntes costumbristas. Procede del mismo modo que con el cuento de Borges: extiende el tejido –la trama– de esa realidad hasta botar sus costuras y abrir sus puntos. Donde se crea un espacio, clava una aguja. Que lastima en México y cómo ha de joder en Argentina.

El regreso de la dama de hierro

Confesiones de un borracho arrepentido

Tres padres nuestros, dos avemarías y un trago de guaro.

Huelgas de poetas

"¿Por qué será que nunca hay huelgas de poetas? Ya que no las hay, debería haber, con cierta frecuencia, vedas de versos. Así como hay veda de pesca del bagre o de la sabaleta, sería conveniente que las autoridades prohibieran versificar entre octubre y abril, por ejemplo. Mayo: se abre la temporada de versos".
Héctor Abad Faciolince

Los 22 de Granta


En primera fila, Elvira Navarro y Patricio Pron. Detrás, de izquierda a derecha, Andrés Neuman, Alberto Olmos, Federico Falco, Javier Montes y Andrés Barba, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.- CRISTÓBAL MANUEL
Para que sigamos viendo hacia dónde apunta la literatura en español, Babelia nos trae a los elegidos de la revista Granta en español:
La literatura universal es una Babilonia que se expresa en todos los idiomas del mundo. Su difusión mundial, entretanto, es un selecto embudo que desde hace medio siglo habla inglés. La edición española de la revista británica Granta presentó ayer su apuesta de 22 escritores en español menores de 35 años elegidos para la gloria. Entre ellos hay autores con varios premios y años de carrera como Santiago Roncagliolo, Andrés Neuman y Andrés Barba y otros, como Carlos Yushimito, que han sido una sorpresa incluso para parte del jurado internacional encargado de la selección.

Como recordó Valerie Miles, codirectora junto a Aurelio Major de Granta en español, "es la primera vez que la revista propone una reunión de los mejores narradores jóvenes procedentes de una lengua distinta del inglés". Granta, refundada en 1979 a partir de una vieja cabecera de la Universidad de Cambridge, se convirtió pronto en un referente en las letras anglosajonas, pero alcanzó el estatus de mito cuando comenzó a lanzar sus listas de escritores para el futuro.

En 1983 la revista apostó a que ese futuro llevaría los nombres de un grupo de treintañeros llamados Ian McEwan, Martin Amis, Julian Barnes o Kazuo Ishiguro. Desde entonces ha habido listas granta cada 10 años. En la de 1993 aparecían, entre otros, Hanif Kureishi, Tibor Fisher y Ben Okri; y en la de 2003, Zadie Smith, Andrew O'Hagan y Monica Ali.

Basta pensar en esa nómina, y en el hecho, como recordó Major, de que "los editores anglosajones ya no leen en otros idiomas" para calibrar la importancia de la traducción al inglés del número dedicado a los escritores en español. El próximo jueves se presentará a editores, periodistas y agentes de todo el mundo en la Feria del Libro de Francfort -dedicada a Argentina- y en noviembre llegará a las librerías británicas y estadounidenses con una tirada, según la editorial, de 40.000 ejemplares. De la versión original, en la que cada elegido publica un texto inédito, se han impreso 10.000.

Uno de los seis miembros del jurado seleccionador -junto a los directores de la revista, el escritor argentino Edgardo Cozarinsky, la crítica española Mercedes Monmany e Isabel Hilton, corresponsal especializada en América Latina y China- fue el novelista Francisco Goldman, artífice de la publicación -y consagración- de la obra de Roberto Bolaño en Estados Unidos. El novelista chileno rompió la costumbre anglosajona de medir a cada nuevo escritor latinoamericano con Borges y García Márquez y, según Aurelio Major, la nueva generación ya no reacciona contra el boom de los años sesenta: "Forma parte del paisaje. Los jóvenes no tienen que matar al padre". Esa es una de las señas de identidad comunes a un grupo de autores que, en muchos casos, viven fuera de su país pero ya no por motivos políticos. "Son cosmopolitas, no siguen solo su propia tradición", apunta Miles. Por su parte, John Freeman, director de Granta en inglés, destaca -además de que "hablan mucho de sexo"- un experimentalismo y un riesgo formales que llamará la atención sobre todo en Estados Unidos: "Allí triunfa el realismo. Hay demasiados talleres de escritura, y eso termina por uniformar el estilo".

"No hemos pensado en cuotas, solo en el talento", repiten los autores de una selección en la que hay cinco mujeres -"el canon sigue siendo masculino", dice Elvira Navarro- y en la que son mayoría los narradores argentinos (ocho) y los españoles (seis). Sin negar el argumento de la calidad, el escritor hispanoargentino Andrés Neuman apunta también a la predisposición de los lectores: "Hay una tradición lectora que hace que a ciertas literaturas se les dispense una atención no necesariamente justa".


Los elegidos
-Argentina: Oliverio Coelho, Federico Falco, Matías Néspolo, Andrés Neuman, Paola Oloixarac, Patricio Pron, Lucía Puenzo, Samanta Schweblin.
-España: Andrés Barba, Pablo Gutiérrez, Javier Montes, Elvira Navarro, Alberto Olmos, Sònia Hernández.
-Perú: Santiago Roncagliolo, Carlos Yushimito del Valle.
-Chile: Carlos Labbé, Alejandro Zambra.
-Bolivia: Rodrigo Hasbún.
-Colombia: Andrés Felipe Solano.
-México: Antonio Ortuño.
-Uruguay: Andrés Ressia Colino.

sábado, 2 de octubre de 2010

Descubren plagio en aspirante a poeta de Olanchito

Armando García, vocero de la Real Sociedad de Escritores de Olanchito, Yoro, expresó su descontento con su colega Naín Serrano después de que trascendiera la información de que este aspirante a poeta y divertidísimo ex articulista de diario Tiempo armaba los textos para la columna de opinión que, vaya a saber cómo y por qué, estuvo publicando en ese rotativo durante algunos meses copiando párrafos enteros tomados de blogs y páginas web internacionales, por lo que aparentemente le fue cancelada la oportunidad de seguir, como él mismo cree, "haciendo ver las luces a los que no las tienen".
La noticia de los recurrentes actos de plagio en que incurría el joven olanchitense, también ex empleado de la DEI, eran notorios en sus "artículos", sobre todo cuando se comparaban estos párrafos tomados sin permiso de sus autores con los que él mismo redactaba. Entre el estilo de unos y el "no estilo" del otro habían enormes diferencias.
"Los escritores de Olanchito estamos decepcionados de que un paisano como este muchacho nos desprestigie de esta manera. No estamos dispuestos a dejar que nos manchen una tradición literaria tan fecunda como la de Olanchito sólo porque alguien, en lugar de escribir sus propias ideas, si es que las tiene, escriba las de otros y las haga pasar por suyas", dijo García.
Nosotros, en la obligación de denunciar este tipo de situaciones, hacemos pública a continuación la curiosa carta que Serrano dirigiera a diario Tiempo hace más de un mes reclamando la restitución de lo que él considera su derecho de seguir publicando sus cositas para beneficio de la humanidad sin luces:
Le deseo muchos éxitos y bendiciones diarias en sus labores y para con Dios. El motivo por el cual le escribo es para saber del porque ya no se publican en tan prestigioso periódico nacional los artículos de opinión que he enviado en las últimas tres ocasiones. Escribo en diario Tiempo, porque es objetivo, capaz, sorpresivo, análitico, inteligente, dinamico, veraz y porque tengo el deber sagrado, el compromiso con la sociedad y el país, de denunciar y hacer ver las cosas que ocurren en el acontecer nacional desde una visión más clara y amplia; pienso que las personas que escriben y piensan tienen la obligatoriedad de hacer ver las luces a quienes no las tienen. No escribo por figurar, sino porque lo considero un ejercicio fundamental del alma y a la vez porque tengo algo que decir.
Pido disculpas si he hecho algunos artículos que tiendan a afectar a alguien o si he cometido errores por omisión, desconocimiento o negligencia, soy un estudiante de Derecho no de Periodismo; pero igual tengo un compromiso fuerte por tratar de mejorar la sociedad en que vivimos, hacerla más justa, humana y heredarle un mejor futuro a nuestros hijos, hermanos, amigos, vecinos y padres. 
Sé muy bien que la labor de escribir me puede llevar al ocaso de mi vida, pero como dijo en su momento Ernesto Che Guevara "prefiero morir de pie que vivir siempre de rodillas".
Una vez más pido disculpas y si he cometido errores, me encantaría saberlos para no volverlos a cometer, soy un simple mortal y como tal puedo equivocarme. A la vez muy respetuosamente le pido que se me siga brindando la oportunidad de expresarme en tan prestigioso y digno medio de comunicación.
Naín Paz Serrano.
San Pedro Sula, Cortés.
31 de agosto de 2010.