Con motivo de la publicación del primer libro de cuentos de Mario Gallardo, Las virtudes de Onán, mimalapalabra ofrece a sus lectores esta entrevista (portátil) en la que el autor, con su característico estilo mordaz (y shandy), habla de su carácter fuerte, de la narrativa contemporánea, de la autocensura y la mojigatería y de otras cosas interesantes
mimalapalabra: Mario Gallardo tiene fama de poseer un carácter fuerte, incluso de ser un hombre hostil. ¿Hacia dónde apunta generalmente tu hostilidad en la vida y en la literatura, si acaso la hubiera?
Mario Gallardo: Lo de carácter fuerte lo acepto, aunque es un lugar común para señalar ciertos rasgos que, en mi caso, tienen más que ver con el sentido común y la franqueza. En cuanto a la hostilidad lo rechazo de plano, a menos que se confunda con la irritabilidad que no puedo, ni intento siquiera, disimular ante ciertas personas que se acercan al arte como el espectador que en lugar de disfrutar el acto de prestidigitación del mago se esfuerza por entender dónde está el truco para repetirlo luego ante sus amigos, o por aquellos que aún no comprenden que el verdadero secreto de la literatura está en lo que leemos y no en lo que escribimos. ¿Se imaginan de cuántos enigmas imitables y otros entuertos similares nos habríamos salvado si varios neófitos hubiesen reflexionado en torno a la frase anterior?
mimalapalabra: ¿Cuál es la diferencia entre hacer literatura y pretender hacer literatura?
MG: La misma que existe entre hacer el amor y masturbarse.
mimalapalabra: ¿Creés que la literatura es un oficio peligroso?
MG: Para nada. El único peligro que existe es que algunos confunden la creación literaria con el acto de publicar o de vender libros, pero Borges ya nos explicó que ese es un mal menor que ni dura cien años ni hay cerebro que lo resista.
mimalapalabra: Como lector, ¿cómo es tu relación con la literatura hondureña actual?
MG: Una exigencia continua porque hasta antes de los trabajos de Helen Umaña no teníamos ni siquiera un atisbo de nuestra arqueología literaria, y si desconocemos nuestras raíces no podemos juzgar nuestro presente. Es lo que ocurre con algunos poetas trasnochados que intentan mostrarnos su “interior” sin antes haber leído a Merren, a Rivas, a Cardona Bulnes, o los aprendices de narradores que intentan pergeñar un cuento sin haber reparado en las lecciones de Turcios, Martínez Galindo, Acosta o Bähr.
mimalapalabra: ¿Qué creés que la hace falta a la literatura hondureña actual para aspirar a formar parte de las grandes ligas de la literatura mundial contemporánea?
MG: Lectura, reflexión, y más lectura, porque la narrativa contemporánea está planteada desde una mezcla peligrosa de intertextualidad y primera persona, lo que los gringos llaman fiction non fiction, un diálogo siempre actualizado con tus demonios interiores, con tu intrahistoria, así como una reflexión casi ensayística sobre el proceso creativo, matizada por el contacto casi promiscuo con los textos de tus referentes.
mimalapalabra: Después de dirigir durante muchos años el Magazine Literario de Diario Tiempo y de haber colaborado con otras publicaciones importantes como la revista UMBRALES, vinieron dos antologías de narrativa hondureña. ¿Qué significa para vos publicar tu primera obra de ficción?
MG: Una asignatura cumplida. Siempre me han atraído la narrativa y el ensayo por sobre los otros géneros, entonces era una cuestión de tiempo dar forma a estas virtudes.
mimalapalabra: Durante mucho tiempo has sido crítico literario. Ésta es la primera vez que ofrecés a los lectores una obra de ficción. Imaginemos que el MG crítico literario juzga la obra del MG narrador. ¿Qué creés que diría?
MG: He incursionado con cierta perseverancia en la crítica, pero siempre he mantenido en el tintero mis asuntos creativos, así que Mr. Hyde no tendría muchos problemas para señalar que Eros y Tánatos confluyen con insistencia en Las virtudes de Onán.
mimalapalabra: ¿En dónde creés que radica tu "sentido del riesgo" en este libro "Las virtudes de Onán"?
MG: En la escritura de un texto donde el lenguaje trata de superar la autocensura y la mojigatería, donde se corre el riesgo de que cualquier palurdo lo malinterprete –en virtud de su ignorancia en torno a los referentes culturales- y me orille, tribunal de por medio, a afirmar, como en su momento le tocó al ermitaño de Croisset: Onán c'est moi.
mimalapalabra: Helen Umaña dice en la contraportada de este libro que tu intención es estar a tono con el pulso de la narrativa universal contemporánea. ¿Por qué creés que lo dice?
MG: Porque me conoce bien, fue mi maestra de Crítica Literaria y ha sido mi compañera de trabajo durante más de 19 años, así que es testigo de primera línea y puede dar fe de mis lecturas, prejuicios y pasiones, y estos últimos años me ha visto afanado con Bolaño, Coetzee, Vila-Matas, McEwan, Pauls, Ishiguro, Halfon, Jelinek, Amis, Villoro, Pamuk, Aira, Kertész, Piglia, Easton Ellis, Pitol…Así que creo saber por qué lo dice.
mimalapalabra: Los temas no cambian demasiado en la literatura de los últimos tiempos, y estos relatos no son la excepción. Pero hay algo que no pasa inadvertido en ellos, y es el peso de tus lecturas. Se nota que has devorado durante tu vida todos esos libros y que ahora resulta este producto digerido con tu impronta personal. Helen Umaña lo llama "la reescritura". ¿Vos cómo lo llamás?
MG: No creo necesario citar los lugares comunes, a Borges, a Mallarmé, pero sí me atrevería a preguntar: ¿y es que existe alguna literatura que no sea producto de la reescritura, ya sea de los textos propios o los ajenos?
mimalapalabra: Para efectos de la escritura, ¿cómo concebís la realidad y cómo la ficción? ¿Hay algún punto de conflicto entre estos dos elementos?
MG: Realidad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Para saldar ese supuesto dilema entre realidad y ficción yo recomendaría la lectura del ensayo que sirve de prólogo a La verdad de las mentiras de Vargas Llosa. Además, te confieso que me aburre estar explicando cada tres por cuatro que la literatura es una suprarealidad (realidad aparente) construida a través del conocimiento y ejercicio de una técnica y partiendo de la visión de mundo del autor.
mimalapalabra: ¿Te preocupa que tus lectores pudieran identificar tus relatos más como autobiografía que como obra de ficción?
MG: Sería absurdo, por no decir una prueba irrebatible de estupidez, y como por regla de vida yo hago caso omiso de los necios, pues no, no me importaría.
mimalapalabra: ¿Qué tanto hay de tu personalidad, de tu carácter en la constitución de tus relatos?
MG: Imagino que algo habrá quedado, aunque aspiro a tener lectores inteligentes que intenten descubrir las implicaciones de los referentes culturales antes que siquiatras aficionados que vean a Mario Gallardo detrás de cada uno de los personajes de estos cuentos.
mimalapalabra: En el primer cuento del libro, "Y tu mamá también", nos enfrentamos a un dilema: ¿hasta dónde es posible que el placer mitigue la culpa? Ofrece una perspectiva a la que no estamos acostumbrados en la literatura hondureña...
MG: No sé si el pequeño Virgilio siente culpa al descubrir a su madre en pleno acto sexual, lo que sí tengo claro es que el final de ese cuento es abierto, así que cualquier interpretación posterior es válida.
mimalapalabra: El relato "Noche de samba bárbara" traslada a un personaje de Bolaño, el austriaco Heimito Künst, a tierras hondureñas para enfrentarlo al peligro de las calles sampedranas. ¿Creés que los hondureños, por convivir casi a diario con el problema de la violencia, estamos de alguna manera inmunizados contra esta forma del mal? Lo pregunto porque quien descubre (o descubrirá) el mal en este relato es un extranjero.
MG: No creo que el hondureño, ni ningún otro pueblo, está inmunizado contra el mal. Lo que sí existe es una ceguera peligrosa, una tendencia inveterada al minimal o a la hipertrofia. En este cuento en particular hay algo que es conocido por muchos, pero que otros no quieren o se rehúsan a ver, y es la existencia de redes y conexiones criminales en pleno parque central de San Pedro Sula, así que lo único que he hecho es traer a Heimito de las páginas de Los detectives salvajes para enfrentarlo a una situación límite en nuestra “gran ciudad”, imagino que aprovechando que el lema ahora es: “San Pedro Sula, tu casa”.
mimalapalabra: Resulta obvio que no son precisamente "virtudes" las que tiene el joven Onán, protagonista del relato que da nombre al libro. Onán representa algo de ese espíritu hedonista, de riesgo, de pérdida de los valores que caracterizó a la generación post hippie durante la década de los ochentas en Honduras, pero también esa capacidad de reacción contra lo asfixiante del ambiente, contra la corrupción humana, contra lo establecido... ¿Cómo utilizaste lo autobiográfico para componer esta sorprendente pieza narrativa que da fe (literariamente) de una época y de una generación?
MG: Acepto lo de hedonista, pero no la frase hecha de “pérdida de valores”, porque Onán no es virtuoso en el sentido estricto y mojigato de la palabra, pero es inteligente y auténtico, valores que tampoco pueden desdeñarse, y aunque no era mi intención primera, sí creo que finalmente da fe de una época y, como bien señalás, de una generación, la mía.
mimalapalabra: De todos los relatos del libro, en éste, "Las virtudes de Onán", se percibe claramente este carácter tuyo. ¿Es tu relato más íntimo, el que mejor podría representar tu temperamento?
MG: Creo que en la respuesta anterior he dado suficientes elementos para responder esta pregunta. Aunque, de nuevo, debo rechazar esa visión simplista de asociar al escritor con el narrador de una historia.
mimalapalabra: Hay una mezcla de humor, poesía, amor, sexo y tragedia en el relato "Para verdades, el tiempo". Son elementos esenciales en la existencia de cualquier individuo. ¿Agregarías algún otro para completar tu visión de la existencia humana?
MG: Podría agregar muchos, pero seguiría siendo parcial.
mimalapalabra: El último texto del libro, "El discreto encanto de la H", es un ingenioso pastiche muy en la onda de Julian Barnes o de Vila-Matas. Podría tomarse como un recuento irónico del país o del nombre del país como motivo literario en varios escritores. Hay una evidente intención de señalar la pobre existencia de Honduras en el panorama de la literatura mundial...
MG: Más que un pastiche, el recurso es el de la intertextualidad, pero es también un reto para el lector, quien finalmente deberá deslindar la referencia auténtica de la pura invención.
mimalapalabra: ¿Te preocuparía el silencio ante tu obra?
MG: No, para nada.
mimalapalabra: ¿Cómo responderías a quienes después de leer este libro encontrasen en él una provocación, una afrenta, un motivo para el escándalo?
MG: ¿?
8 comentarios:
hi
Hola,
Muy buena y apropiada la entrevista.
Te invito a revisar mi blog donde la enlazo y comento:
http://jhbogran.bravejournal.com/
Saludos
J. H. Bográn
www.jhbogran.com
Hola Mario te saluda Dennis Melara desde Miami,he visto parte de esto me alegra que estes en la lucha de los escribas ,me gusta y comparto tu estilo, Abrazos .Dennis denme1@hotmail.com
Interesante que al menos en dos ocasiones, si no más, se mencione en la entrevista que ciertos despistados podrían confundir autobiografía y ficción al leer algunos de los cuentos de Mario. En el estado más primario de la lectura, esas combinaciones son perjudiciales. Pero un lector avispado bien puede confundirlas y hasta podría tener el deber de recurrir a ese expediente... eso añade nuevos goces a un libro escrito con el más puro deseo de deleitarse. Claro, se trata de un lector ideal que conoce la "hostilidad" -- y otras virtudes de M. Gallardo...
-Dennis A.
Hola
El libro me gustó , pero esperaba más de Mario .
Vanessa
Vanessa, ¡menos equivale a más!
"La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría".
William Blake
Si me tocara exiliarme a la isla de Morel o a la del Dr. Moreau o a la de Crusoe y me tocara elegir dos libros entre todos los narradores hondureños, me quedaría con Sombras, de Martínez Galindo, y Las virtudes de Onán, de Mario Gallardo. Un siglo las separa. Claro que le tengo un aprecio a Turcios, no devoción, como también a R. Castillo, Acosta y Bähr, pero sucede que los cuentos de Mario, quizás por razones generacionales y por ese estilo fluido, nada perezoso y estático, me causan un placer estético y humano genuinos. La moderación es un mal común, un mal de hombre común. El hombre ama su individualidad y la vive, es su naturaleza. Y los personajes de Mario son más reales que esas calcomanías de personas que vemos a diario en la universidad y en el trabajo, y más en las iglesias.
Si habría que reprochar los excesos de inmorales, en este caso el de Onán por sus noches de ebriedad y mota, permítaseme citar -o al menos tratar de recordar- unas palabras que dijera alguien por allí, era algo así como que en la ebriedad hay una razón de tipo existencial que impulsa al ser humano a separarse de lo que es, de lo insoportable que es. Es un alivio de su ser. Recordemos ese “agujero océano” que equivaldría a las llagas de Job. Quién diga que no hay lecciones humanas y que el libro está impregnado de todo aquello contrario a la “virtud”, por favor, habría que ser papo para no darse cuenta del valor de lo “nacional” universalizado.
Vanessa, te recomiendo entonces un acercamiento a los proverbios de Blake para responder a tu queja: “Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente”.
Mario: “la condena estimula, la bendición relaja”, “¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título real”.
Gus (o sea yo): por favor, dejá de andar metiéndote con las musas de Gio.
Gio (editor del blog): No seás malito y aprobá el comentario, prometo portarme bien, eh? (ja, ja).
me gusta bastante en si el libro porque me parese que es un libro que tiene componentes como para aserce flenxible ala personalidad de algunas personas en la vida real por ejemplo en lo personal me guta y da mucho a que debustar
la pag 23 dond comiensa
el doble crimen en "el cafe de los artistas"
porque me da mucho a pensar que muchas ves el dejarse llevar por una pasion pude llevarte a los extremos de practicamente autodestruir tu vida cometiendo un crimen pasional
mas haora en el tiempo en el que estamos viviendo que sin ofender a los presentes o no presentes en el blog los hombres ben alas mujeres nada mas como un objeto sexual lo cual nos lleva alas mujere a verlos como una pequeña juerga de placer
en la cual por medio del ambeiente no se persive el amor pero se vicualiza por alguna razon nada mas las ganas de aser amor como una necesidad fisiologica o un acto por tradicion
Felicdades mario por tu gran esfuerzo en pro de la literatura hondureña.....saludes kincho perez.
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