lunes, 16 de julio de 2012

David Kepesh habla de la H


Portada de la novela de Philip Roth en su edición de Alfaguara.
Hace mucho no dejaba algo aquí relacionado con eso que alguna vez decidimos llamar "El discreto encanto de la H" y que reúne cualquier fragmento de texto encontrado en la literatura que mencione a nuestra pútrida patria. Hace días, un miembro de La Hermandad de la Uva me puso al tanto de otra mención a nuestra singular H en la novela El animal muribundo, de Philip Roth. Cito:
"Todo eso sucedió hace seis años y medio. Lo extraño fue que, al cabo de tres meses, me llegó una postal suya, enviada desde algún lugar del Tercer Mundo, con instalaciones turísticas de primera clase (Belize, Honduras, uno de esos países), y su tono era del todo amistoso".
Quien habla es el narrador de la novela, David Kepesh, un profesor universitario que a sus ochenta años confiesa a alguien la experiencia sentimental que tuvo con una cubana, casi cincuenta años más joven que él, de nombre Consuelo Castillo. En algún momento de su historia juntos, Consuelo huye, hasta que reaparece con una postal enviada "desde algún lugar del Tercer Mundo" que, sin embargo, tiene unas "instalaciones turísticas de primera clase". Kepesh sugiere que podría tratarse de Belice (la Honduras Británica) o de Honduras (nuestra honda Honduras), "uno de esos países", lo que revela el grado de desprecio que estos países tercermundistas puede generar en alguien como Kepesh, un hombre culto y famoso en la historia de la novela de Roth.
En el caso de tratarse de Honduras, ¿qué lugar "con instalaciones turísticas de primera clase" podría ser ese en el que Consuelo Castillo pasó unas cortas vacaciones?
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Obviamente fue Islas de la Bahía.

Anónimo dijo...

Pensar eso es tan ingenuo como decir que en la película de Steve Mcqueen y Dustin Hoffman, "Papillón" también se habla de Honduras, pero bueno, es normal cuando se lee con nebulosa y se olvida la razón.

Anónimo dijo...

Es verdad, Belice no existe y el país llamado Honduras del tercer mundo que menciona es otro Honduras, a ese muchacho que leyó eso en papel impreso, éste lo engañó: pura ilusión óptica propia de su loquera.