miércoles, 14 de diciembre de 2011

Narrar la vida de la madre puta


El escritor mexicano Julián Herbert. Foto de MÓNICA ÁLVAREZ HERRASTI.
"No reivindico ni la pobreza ni el sufrimiento. Con cualquier vida se puede construir un universo literario", dice el mexicano Julián Herbert (Acapulco, 1971), reciente ganador del premio Jaén de Novela con la obra Canción de tumba (Mondadori). En esta nota de El País, nos dicen que Herbert, narrador, poeta y vocalista de la banda de rock Madrastras, cayó en 2006 como una piedra en el estanque editorial español con Cocaína. Manual de usuario (Almuzara), un texto escrito con el mismo cuchillo con el que ahora relata la vida de su madre, prostituta.
La enfermedad terminal de una mujer cuyo primer recuerdo era una paliza fue el detonante de la historia que su hijo empezó a redactar para sobrellevar las noches de hospital. "Tuve que vencer una vergüenza personal y otra literaria", dice el escritor por teléfono desde Saltillo. "Lo autobiográfico tiene esquinas difíciles". "Madre solo hay una. Y me tocó", reza la cita que abre Canción de tumba. Lo que le sigue es un torrente de nomadismo prostibulario, casas malconstruidas por sus propios inquilinos, desahucios y violencia. "Lo malo de ser el hijo de una puta es que, cuando eres niño, muchos adultos actúan como si la puta fueras tú. Mi hermano mayor tuvo que salvarme de ser violado al menos en tres ocasiones antes de que me graduara de primaria", escribe Herbert, que insiste en que su mayor preocupación no fue qué contar sino cómo hacerlo: "No quería hacer una autobiografía sino algo que funcionase literariamente".
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