viernes, 31 de julio de 2009

ALERTA: Micheletti amenaza con cancelar la visa a los diplomáticos de EUA

Las manos traviesas del Héroe Nacional Roberto Micheletti
El gobierno de "Paz y democracia" de Honduras amenaza con cancelar la visa al personal diplomático o consular de Estados Unidos de Norteamérica. No es una broma de los blogueros de mimamalapalabra. El embajador de USA en Honduras Hugo Llorens debe estar preocupado con este comunicado, porque podría ser desterrado de estas honduras. ¿Y si entran los militares a la embajada y lo meten en un avión rumbo a la cabaña del Tío Sam?
A mí me produce risa, mucha risa. Por fin, quienes durante más de un mes han recetado palo y violaciones a los derechos individuales de los hondureños, nos brindan un momento de humor. Pero escuchen el audio del departamento de prensa de Radio América (La voz [des]informativa de Honduras).

martes, 28 de julio de 2009

Buenas nuevas sobre el Premio mimalapalabra

Buenas nuevas sobre el I Premio de Relato Corto mimalapalabra 2009: Bayron Benitez, el D’Artagnan para este trío de mosqueteros que conformamos Carlos, Gustavo y yo, ha sido el primero en apuntarse como copatrocinador con una nada despreciable cantidad de dólares americanos. Y como soy envidioso, me animé también a aportar algo, sólo que en euros. Así que en este momento la cuantía del premio ronda los mil quinientos lempiras y esperamos que en los próximos días siga aumentando, para bien de quien resulte ganador y también para despertar mayor interés en los que aún no se han decidido a participar.
Otra noticia es que ya nos llegaron los dos primeros relatos, uno de ellos bajo el título "La hora", del autor J.M. Valladares (seudónimo), y el otro titulado "Para morir he nacido", de Jorge Martínez Mejía, poeta, cuentista y autor del blog Metáfora, quien nos dice: "El premio me vale verga, lo mismo que me vale verga la fecha en que fallen. Lo que sí me importa es que un día lo publiquen para agregar un signo a la memoria mierda de este pueblo". Y le garantizamos a Yorch que lo publicaremos, aunque no quede entre los finalistas.
Y para quienes no las habían leído, aquí están de nuevo las bases:
-Podrán participar autores de cualquier edad y nacionalidad con relatos originales e inéditos de un máximo de dos cuartillas a doble espacio, letra Garamond 12 puntos, que aborde la temática del golpe de Estado del 28 de junio en Honduras o los acontecimientos derivados de éste.
-Cada autor podrá enviar máximo dos relatos al correo electrónico mimalapalabra@gmail.com. El procedimiento será el siguiente: el autor enviará, en un solo correo electrónico, dos archivos adjuntos: uno que contenga el o los cuentos participantes y el otro en donde consigne la siguiente información: Nombre y apellido, Seudónimo, Título del cuento o los cuentos, Correo electrónico, Teléfonos de contacto y Una nota biobibliográfica de no más de cinco líneas.
-El premio es único e indivisible y no podrá declararse desierto.
-El jurado estará compuesto por Carlos Rodríguez, Gustavo Campos y Giovanni Rodríguez, autores del blog mimalapalabra.
-El relato ganador y los cinco (o más) finalistas serán publicados en el blog mimalapalabra con una periodicidad diaria a partir de la fecha en que se haga público el fallo.
-El fallo será inapelable y se comunicará públicamente en una fecha aún por determinar.
-El concurso, y por lo tanto la recepción de originales, estará vigente mientras dure el circo del golpe de Estado.
Les recordamos que la cuantía del premio está aún por confirmarse, pero como les informo en el primer párrafo de esta entrada, por el momento ronda los mil quinientos lempiras y sigue sumando (esperamos).

lunes, 27 de julio de 2009

I Premio de relato corto mimalapalabra 2009

Hola, gente, ¿están un poco estresados con tanta mierda golpista? Nosotros también. Por eso se nos ha ocurrido crear este I Premio de relato corto mimalapalabra 2009. Aún no hemos confirmado tres cosas importantísimas: la fecha del fallo, la fecha de la entrega del premio y la dotación del mismo, pero no se preocupen, como no queríamos demorar más la puesta en marcha del concurso, decidimos hoy publicar las bases e ir animándolos a participar. Por ahora, sólo las bases, pero a medida que la cosa avance iremos ofreciendo noticias relacionadas con el premio: logros (o fracasos) con los posibles patrocinadores, los seudónimos y los cuentos de los participantes que vayan llegando y cualquier otra papada que se nos ocurra para que ya no nos duela tanto la cabeza con este asunto gorila.
Bases
Podrán participar autores de cualquier edad y nacionalidad con relatos de un máximo de dos cuartillas a doble espacio, letra Garamond 12 puntos, que aborde la temática del golpe de Estado del 28 de junio en Honduras o los acontecimientos derivados de éste.
Cada autor podrá enviar dos relatos máximo al correo electrónico mimalapalabra@gmail.com. El procedimiento será el siguiente: el autor enviará, en un solo correo electrónico, dos archivos adjuntos: uno que contenga el o los cuentos participantes y el otro en donde consigne la siguiente información: Nombre y apellido, Seudónimo, Título del cuento o los cuentos, Correo electrónico, Teléfonos de contacto y Una nota biobibliográfica de no más de cinco líneas.
El premio es único e indivisible y no podrá declararse desierto.
El jurado estará compuesto por Carlos Rodríguez, Gustavo Campos y Giovanni Rodríguez, autores del blog mimalapalabra.
El relato ganador y los cinco o más finalistas serán publicados en el blog mimalapalabra con una periodicidad diaria a partir de la fecha en que se haga público el fallo.
El fallo será inapelable y se comunicará públicamente en una fecha aún por determinar.
La dotación del premio está aún por confirmarse (trabajamos actualmente en las gestiones con algunas librerías y gente del mundo de la cultura con buena voluntad).

sábado, 25 de julio de 2009

Parte del agente Olivo Joya Green

Fuente: goldini.com

Alfredo Xalli nos envía esta carta escrita por un agente de la Policía Nacional cuyo nom de guerre remite precisamente al "noble amante de Julieta" de la dedicatoria. Con esta publicación iniciamos la promoción de un premio al mejor relato corto sobre los acontecimientos relacionados con el golpe de Estado del 28 de junio. En breve estaremos publicando las bases del premio, que tendrá como compensación una de las novelas de Roberto Bolaño (o quizá más), según la suma de los "chinchuntes" de la caja chica de mimalapalabra. También confirmaremos si las librerías sampedranas aceptan patrocinar esta iniciativa. De momento, los invitamos a preparar su relato corto (no más de dos cuartillas a doble espacio en letra Garamond 12 puntos) y enviárnoslo en cuanto esté listo a una dirección de correo electrónico que habilitaremos para la ocasión.

Viernes 3 de julio de 2009
Al noble amante de Julieta
Después del zafarrancho del día de ayer 2 de julio me dirigí a la primera estación para aplicarles un sustito a los cabeza calientes seguidores del sombrerudo MZ. Hay que meterles miedo para bajarles lo revoltoso. No quiero perder la ocasión para informarle que por poco los milis me confunden con uno de los del bloque popular, pues como usted me lo ordenó, me infiltré entre los manifestantes y me las ingenié para agitar a un grupo de chavalos y comenzar la fiesta con palos y piedras. Como usted estará al tanto, la misión tuvo éxito al 100 por ciento. La poli y los milis, como titularon hoy los aleros de La Prensa, “recuperaron el parque central”. Le confieso que he rejuvenecido y me siento como en los viejos tiempos cuando armamos aquellos grandes vergueos. Le juro mi Julieta, no esperaba andar más en estos trotes. Pero le agradezco esta oportunidad para prestar mi humilde servicio.
Después me dirigí a mi casa para cambiarme de ropa y descansar porque el humo que tiraron los antimotines me jodió un poco los ojos. Además -le confieso- eso de andar para arriba y para abajo con esos seguidores de MZ no es cosa fácil. Tienen duro el pellejo y están metidos en el rollo que los milis dieron golpe de Estado. Me permito expresarle una humilde sugerencia: mueva sus conectes y que bombardeen más a la población con esa onda de la sucesión presidencial. Usted y yo sabemos que este pueblo tiene complejo de perico y con unos días de feroz propaganda van a andar repitiendo “sucesión presidencial... sucesión presidencial...”.
A las 2100 salí con el agente Ricky para merodear por la colonia donde vive el Poeta Cerote. Todos estos días pasados lo he visto repartiendo boletines subversivos en las manifestaciones. No he podido hacer amistad con él porque es un caballo chúcaro. Pero como le informé hace tres días, ya conozco el nido donde vive el pajarito.
Aquí es donde quiero contarle un suceso extraño. Íbamos bajando por la primera calle del centro, después de pasarle dejando unos Belmond a los tres Halcones que tenemos apostados en el parque central. Como a unos 50 metros antes de llegar al semáforo de la primera calle y la primera avenida vimos a un individuo cruzando por la mera línea del tren. Caminaba despacio y medio encorvado. Al instante pensé que podría ser uno de los pollitos de MZ zarandeado por los antimotines, quizá habría escapado y aprovechaba la oscuridad para salir del escondite. Al estar cerca lo requerimos, pero siguió caminando. Le juro que en la espalda llevaba pegado un bulto redondo. Me baje de la móvil. Lo volvía a requerir y al mismo tiempo lo encañoné. Siguió caminando como si hablara con el culo de él. Por última vez le advertí: “Si no te parás ahora mismo te mato, cabrón”. Se me calentó la sangre porque no se detuvo y solo me acordé de sus palabras: “Sospechoso que se subordine en las horas del toque de queda se le aplica la ley del plomo”. Así que le dejé ir tres plomazos. Cuando me acerqué todavía respiraba y le pregunté el nombre: Gregorio –dijo que se llamaba y blanqueó los ojos. Entonces lo subimos al carro para irlo a tirar allá por el estadio Olímpico. Llegamos al sitio y nos dispusimos a bajar el cuerpo, pero cuando alumbramos la paila del carro lo único que había era un montón de cucarachas y una manzana. Salimos azorados hasta el pavimento y llamamos al Venado para que nos recogiera. Aunque tengo los güevos bien puestos para jalar el gatillo y matar a cualquiera, usted sabe que le tengo miedo a los espantos. Por eso le solicito autorización para usar otra móvil a partir de este día.
Siempre con el deseo de ser útil a mi Patria, le estaré comunicando mis movimientos en las próximas horas.
OJG.

Las dos caras de la moneda

En los últimos días Helen Umaña ha publicado algunos artículos en los que manifiesta valientemente su postura en este asunto golpista. Y es que ante asuntos tan serios, quien guarda silencio inspira desconfianza. Estos tiempos nos servirán, entre otras cosas, para profundizar nuestro respeto o nuestro desprecio por las personas que han participado activamente, de uno u otro lado, en este segmento importante de nuestra historia. Esta vez Helen dirige sus palabras a la puta Iglesia pero recuerda a algunos de sus representantes que, como el sacerdote Fausto Milla en Honduras, se mantiene del lado de la justicia y la dignidad.

En 1954 tenía doce años y los domingos asistía a la iglesia parroquial de Esquipulas. Durante los servicios religiosos, el sacerdote, en lugar de leer e interpretar la Biblia, leía las «Cartas Pastorales» del Arzobispo Mariano Rosell y Arellano, jerarca de la Iglesia católica guatemalteca. Era pequeña y no captaba el significado total de las epístolas. Pero recuerdo que me hicieron creer que el comunismo y las reformas sociales implementadas por los presidentes Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz (reforma agraria, código de trabajo, seguro social….) eran cosas satánicas. Años después supe que, durante un tiempo, la radio antirrevolucionaria, que al principio transmitía desde Honduras, funcionó en las torres del majestuoso templo que —imponente— domina el paisaje.

Los estudios sociológicos, históricos y políticos señalan que la ilegítima acción contra el gobierno constitucional de Árbenz (que se recuerda con el nombre de «La primavera democrática») fue el momento durante el cual se sembró la semilla de la discordia que, en cuarenta años de guerra intestina, desangró a la república hermana. Según informes de las comisiones de investigación, las víctimas (muertes, desapariciones, huérfanos de guerra, exilios…), llegan a la escalofriante suma del millón y medio de seres humanos. Una factura que todavía pesa sobre la postura oficial de la iglesia mayoritaria en ese país.

Volviendo a mis recuerdos personales, fueron los años, el estudio y mi valoración de la realidad los que me enseñaron a comprender que la religión se había puesto al servicio de la CIA, de la todopoderosa United Fruit Company y de la oligarquía guatemalteca. Por ésta y otras razones renegué de la religión católica y de cualquier otra institución confesional.

Pero, en la década del ochenta, me indignó (y dolió) la muerte de varios sacerdotes a los que se acusaba de subversivos. Sólo de 1980-1983 el número se elevó a doce. Entre otros, Hermógenes López, actualmente aceptado como «Venerable» y cuya beatificación ya está en marcha en el Vaticano y monseñor Juan Gerardi, asesinado dos días después de publicar un escalofriante informe de cinco o seis tomos en el que se registran, con nombres, fechas y circunstancias, los casos de represión. A religiosos como los anteriores, se suma monseñor Arnulfo Romero, asesinado cuando acababa de pronunciar su famoso llamado al ejército ordenándole que detuviese la masacre contra el pueblo salvadoreño.

Ellos me reconciliaron con el cristianismo, entendido como la humanísima doctrina cuyo punto máximo se concreta en aquellas palabras de “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia…”. Murieron, justamente, porque esa hambre y esa sed de justicia no se quedó en un cómodo recitado teórico dentro de los templos. Fue la consigna que guió su práctica diaria y nunca simplificaron el mensaje evangélico haciendo creer que la mansedumbre, la paciencia y la aceptación de la pobreza eran el pase hacia un más allá —ese anhelado cielo— en donde encontrarían la felicidad. Supieron y predicaron que la auténtica paz pasaba, necesariamente, por la conquista de una vida sin la zozobra cotidiana de carecer de lo elemental cotidiano: pan, vivienda, salud…

En la actual crisis política, la posición oficial de la Iglesia católica hondureña (su jerarca recibía, por disposición del presidente Carlos Flores Facussé, emolumentos de cien mil lempiras mensuales que salieron de la bolsa de todos los hondureños) es tan interesada y manipuladora como lo fueron las nefastas cartas de Rosell y Arellano. Pero tal como ocurrió en el cercano pasado, frente a esa postura, se alza la labor de otros sacerdotes cuyos actos responden a una aplicación honesta de las grandes encíclicas papales como la «Mater et Magistra» del recordado Juan XXIII. Uno de ellos es el padre Fausto Milla, actualmente amenazado por haber externado su profundo rechazo al golpe de Estado.

Padre Milla: no le puedo decir nada que usted no sepa. Pero sí quiero ratificarle públicamente mi cariño, respeto y solidaridad. Además me reconforta pensar que no estoy sola en el afecto. Miles y miles de compatriotas no sólo le debemos una mejor salud (nos ha enseñado a rechazar la comida chatarra y hemos vuelto a la comida natural leyendo sus sabias páginas). Estamos en deuda porque denunció que, en ambas márgenes del río Sumpul, dos ejércitos acribillaron a 400 salvadoreños que huían del terror desatado en su país. Estamos en deuda por la persecución y el exilio a que se le sometió en la década del ochenta. Pero, sobre todo, porque los años no han mellado la firmeza de sus sentimientos. Hoy como ayer usted y otros sacerdotes encarnan las imperecederas palabras del Sermón de la Montaña…

San Pedro Sula, 20 de julio de 2009

Tomado de www.tiempo.hn

viernes, 24 de julio de 2009

martes, 21 de julio de 2009

Discurso de Myrna Castro (Actual "Ministra" de Cultura, Artes y Deportes)

Honduras: país de ficción

Por Giovanni Rodríguez
Leamos lo que dice Rubén Escobar, periodista del diario Tiempo de Honduras: “Algo que está por investigarse es el hecho de que los ejemplares del periódico ‘desaparecen’ muy rápido de los kioscos. De hecho hoy recibí una llamada de un lector de Tegucigalpa que me dijo que a las 8 de la mañana ya no lo encontró, por lo que no sabemos si alguien los está comprando en grandes cantidades para que no lleguen al público. Lo mismo sucede en San Pedro Sula y en otras ciudades.”
Y leamos ahora un fragmento de la novela Ensayo sobre la lucidez del premio Nóbel de Literatura José Saramago en su página 405 de la edición de Alfaguara: “Entonces aconteció lo inevitable, llegando al décimo quiosco el comisario no encontró el periódico. Lo pidió haciendo como que iba a comprarlo, pero el quiosquero le dijo, Ha llegado tarde, hace menos de cinco minutos que se los han llevado. Se los llevaron, por qué, Están retirándolos de todas partes, Retirándolos, Es otra manera de decir que han secuestrado la edición.”
Como ven, será poco lo que yo pueda decir para comentar este extraño fenómeno de la desaparición de los ejemplares de un diario desde tempranas horas de la mañana en Honduras, será muy poco lo que desde mi indignación como hondureño pueda decir al respecto, tan sólo que en estos días en nuestro país la realidad abruma mucho más que antes y además asusta porque se parece demasiado a una obra de ficción.
Entre el cerco mediático impuesto por el gobierno golpista algunos medios de comunicación han sabido resistir; uno de ellos es diario Tiempo, y su valiente postura será recordada y correspondida durante muchos años por los hondureños que hoy defienden su derecho a vivir en un país libre y con dignidad.
Durante los primeros días del golpe de Estado el drama era para cualquier hondureño sensible la única forma de saber que existíamos. Si nunca habíamos observado nuestra realidad nacional con ese componente de dramatismo que los hondureños tenemos tan a flor de piel es porque lo de nuestro hundimiento había sido un proceso, y además, un proceso relativamente lento, repartido en pequeñas dosis de ignominia, en calculados golpes bajos a nuestra dignidad. Pero ahora, a partir del 28 de junio, es distinto. Ahora en estas Honduras llegamos a tocar el fondo sin que nadie nos avisara nada, ahora la realidad es percibida por nuestros cinco sentidos y lo abarca todo, y por si fuera poco, se parece demasiado a una obra de ficción.
Es fácil encontrar en la literatura situaciones como las que plantea Saramago en sus novelas, pero hasta ahora creíamos que era muy difícil encontrarlas en la realidad. Honduras se ha convertido en un inmenso escenario en donde convergen las miradas atónitas del mundo entero mientras unos u otros personajes se disputan el futuro de la patria.
Nadie sabe cómo acabará esta obra espontánea de nuestra historia nacional, esta otra novela con personajes autoritarios, represiones, sangre y muerte. Será difícil observar, después de los muertos, los desaparecidos y el atraso de muchos años que estos acontecimientos representarán, un balance positivo, pero al menos habrá servido, al igual que las ficciones, para descubrirle la cara a la mentira y extraer de todo eso algunas cuantas verdades que nadie, por muy obtuso que sea, podrá negar jamás.

lunes, 20 de julio de 2009

La guitarra y el asno, fábula del verde bosque

A continuación Fabricio Estrada dirigiendo unas palabras cariñosas a dos sujetos de esos que nuestra pobre y puta patria, por su ignorancia y su mal gusto, convierte en héroes cada dos por tres. Por favor léase con la mano puesta sobre la Biblia... del burro y con la música de fondo de Crí Crí.
Una vez que decido detener el reel de hechos y sensaciones de estos días, valoro los asombros, los descubrimientos y las sorprendentes declaraciones que han salido a flote desde el fondo de un turbio mar. Leo detenidamente -por ejemplo- lo escrito por César Indiano e intento creer que alguien le está haciendo daño escribiendo en su nombre, le concedo la duda que impone todo corcho en su ligereza sobre las olas; leo, riéndome de antemano sus primeros párrafos, así como él nos ha enseñado en el método Indiano; sin embargo, al avanzar en su kilométrico pronunciamiento, me doy cuenta que Indiano ha decidido profundizar su insolencia y despistado humor, y que no puede hacerse mayor daño del que ya se hizo desde sus primeros y borrascosos libros.
Indiano (César Rodríguez) es consecuente con su papel de los últimos años: "yo soy el que puedo decir cómo están las cosas aquí" "Yo que soy un hondureño auténtico le pido a la ONU", "Yo que me pronuncio hasta hoy, les pido a los hondureños que estamos con miedo dentro de nuestras casas, que tomemos las escobas, los garrotes y apoyemos al ejército en su lucha... ahora, todos debemos ser un soldado más" (...)
Recuerdo una plática que le escuché en la UPN hace algunos años: en ella sostenía que la conquista española le había venido a hacer un gran favor a estos puebluchos de indios ignorantes... se reía, alababa los métodos de supresión de la cultura indígena, explicaba que de seguir con las civilizaciones asentadas en el continente hubiéramos sido los hazmerreir de la historia...
Y bueno, ahí está un hombre coherente con todo su arsenal de morbosidades y disfunciones, desquicio que lo hace interpretar que hoy, 20 de julio, día de Lempira, se celebra el día internacional de La Malinche.
El otro abordaje de la crisis viene de la carta de respuesta de Guillermo Anderson: leo y releo su "defensa al silencio" y sólo logro sacar de la carta un racional cuidadosamente redactado para las ONG´s que lo ponen a viajar y a cantar sobre cusuquitos y tapires. "Debemos hacer ahora la canción más difícil de todas" dice, "sin confrontaciones, sin acusaciones, porque los que quedaremos aquí seguiremos siendo hondureños"... Caramba, ¿suena la guitarra y la marimba? al parecer a Guillermo se ha transfigurado a uno de sus animalitos del verde bosque y corre, corre con la guitarrita a través de una pradera de ensueño. "Yo le canto a los paisajes, yo le canto a las plantitas, yo le canto a..." sí, por supuesto, la mitad de hondureños que se quedarán en este territorio deben ser para él los pacíficos loros, los bulliciosos monos arañas y uno que otro cayuco zarandeado por el mar, es decir, la santísima inocencia manifestada en el silencio de todas las especies de la fauna y de la flora.
Pienso que se ahora en adelante, mis lecturas de poesía tendrán una mayor precisión en cuanto a públicos se refiere, y por supuesto, que las tonaditas y palabrotas de Anderson e Indiano, tendrán un público igual de preciso, nada más que el mío estará bajo permanente amenaza y el de ellos, en la gloria y luminosidad protectora de las fuerzas del orden… a menos que logre encontrar el secreto de Francisco de Asís y así pueda leerle mis versos a los fieros lobos con piel de oveja y a los mansos guayabales que en esencia, siempre tendrán la forma de una granada de fragmentación.

Risa durante el gobierno golpista

En tiempos de crisis también hay tiempo para el humor. Los golpistas no escapan a la pluma.

sábado, 18 de julio de 2009

Una temporada de parodias

Noam Chomsky

Noam Chomsky, es un lingüista, filósofo y analista político estadunidense. El intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.

En el siguiente artículo se toma la molestia de opinar sobre nuestro país hondureño, demos gracias a Dios o a Godot que haya dedicado unas líneas a la crisis nacional acontecida por el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009.

Noam Chomsky | © Rebelion

Algunos de los recientes episodios que conmovieron el mundo a través de las noticias –las elecciones en Líbano e Irán, el golpe de Estado en Honduras– han generado reacciones sobre las que vale la pena detenerse. Incluso, la falta de reacción frente a otros casos, como el secuestro de una embarcación por parte de Israel, también tiene mucho que decir.

Las elecciones en Líbano e Irán y el golpe de Estado en Honduras son importantes no sólo inherentemente sino también por las reacciones internacionales que han suscitado. La ausencia de reacción ante un acto de piratería israelí en el Mediterráneo es un pie de página...

El Líbano. Las elecciones del 7 de junio en el Líbano fueron recibidas con euforia por la corriente principal de opinión pública.

"Me encantan las elecciones libres y justas", escribió el 10 de junio el columnista del New York Times Thomas Friedman–. "En Líbano, fue algo genuino, y los resultados fueron fascinantes: el presidente Barack Obama derrotó al presidente iraní Mahmud Ahmadinejad”, apuntó.

Crucialmente, "una sólida mayoría de todos los libaneses –musulmanes, cristianos y drusos– votó por la coalición del 14 de Marzo encabezada por Saad Hariri", candidato respaldado por Estados Unidos e hijo del asesinado ex primer ministro Rafik Hariri.

Debemos dar crédito a quien se lo merece por este triunfo de elecciones libres (y de Washington): "Si George Bush no se hubiera enfrentado a los sirios en 2005 –forzándolos a salir del Líbano después del asesinato de Hariri– estas elecciones libres no hubieran sucedido", escribió Friedman. "Bush creó el espacio (durante su discurso en El Cairo), Obama ayudó a avivar la esperanza", precisó.

Dos días después, los puntos de vista de Friedman tuvieron eco en una columna de opinión del Times escrita por Elliot Abrams, reconocido integrante del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos que anteriormente fue funcionario de alto rango en las administraciones de los presidentes Ronald Reagan y George Bush hijo: "La votación en el Líbano pasó cualquier prueba realista (...). Los libaneses tuvieron la oportunidad de votar contra Hizbollah y la aprovecharon”.

Cualquier "prueba realista", no obstante, podría incluir la votación real. La coalición 8 de Marzo, basada en Hizbollah, ganó aproximadamente con la misma proporción que Obama contra McCain en noviembre, con cerca del 54 por ciento del voto popular, según cifras del Ministerio del Interior libanés.

Por consiguiente, según el argumento Friedman-Abrams, deberíamos estar lamentando la victoria de Ahmadinejad sobre Obama.

Al igual que otros, Friedman y Abrams se están refiriendo a los representantes del Parlamento. Estas cifras son tergiversadas por el sistema de votación confesional de Líbano, que reduce drásticamente el número de asientos otorgados a la más grande de las sectas, los chiítas, que respaldan abrumadoramente a Hizbollah y a su aliado Amal.

Sin embargo, como lo han señalado algunos analistas de los más serios, las reglas fundamentales "confesionales" de Líbano afectan negativamente "las elecciones libres y justas" en formas aún más importantes. El analista político Assaf Kfoury observa que las reglas fundamentales no dejan espacio para los partidos no sectarios y erigen una barrera que evita la introducción de políticas socioeconómicas y otros temas reales en el sistema electoral.

Para Kfoury, esas reglas abren la puerta a "interferencia externa masiva", menor participación de votantes y "manipulación y compra de votos", todo ello peculiaridades de las elecciones de junio, aún más que antes.

Por tanto, en Beirut, la capital que alberga a casi la mitad de la población del Líbano, menos de una cuarta parte de los votantes elegibles pudo votar sin regresar a sus normalmente remotos distritos de origen. El efecto es que los trabajadores migrantes y las clases más pobres efectivamente son privados de sus derechos civiles en "una forma extremadamente injusta, al estilo libanés", favoreciendo las clases privilegiadas y pro occidentales.

Irán. Al igual que el Líbano, el propio sistema electoral de Irán viola derechos básicos. Los candidatos deben ser aprobados por clérigos gobernantes, facultados para prohibir políticas con las que discrepan, y de hecho lo hacen.

Los resultados electorales del Ministerio del Interior de Irán carecieron de credibilidad tanto por la forma en que fueron publicados como por el mismo resultado, disparando una enorme protesta popular brutalmente reprimida por las fuerzas armadas de los clérigos gobernantes. Tal vez Ahmadinejad pudo haber ganado la mayoría si los votos hubieran sido contabilizados justamente, pero los gobernantes aparentemente no estaban dispuestos a arriesgarse.

Desde las calles de Teherán, la corresponsal Reese Erlich escribió: "Es un genuino movimiento de masas iraní integrado por estudiantes, trabajadores, mujeres y gente de clase media" y, posiblemente, la mayoría de la población rural.

Eric Hooglund, catedrático y experto en Irán rural, describe un respaldo "abrumador" para el candidato opositor Mir Husein Musavi entre la gente de las regiones que ha estudiado, y un "ultraje moral palpable por lo que llegó a creerse como el robo de su elección".

Es altamente improbable que las protestas dañen al régimen clerical-militar a corto plazo pero, como observa Erlich, "está sembrando las semillas para luchas futuras".

Israel-Palestina. No deberíamos olvidar unas elecciones auténticamente "libres y justas" realizadas recientemente en Oriente Medio –en Palestina, en enero de 2006, ante las que Estados Unidos y sus aliados respondieron castigando a la población que votó "equivocadamente"–.

Israel impuso sitio a Gaza y, el invierno pasado, atacó sin misericordia.

Apoyándose en la impunidad que recibe como cliente de Estados Unidos, Israel ha reforzado una vez más su bloqueo secuestrando a Espíritu de Humanidad, embarcación del movimiento Gaza Libre, en aguas internacionales, y forzándolo a atracar en el puerto israelí de Ashdod.

La embarcación había salido de Chipre, donde se inspeccionó el cargamento: medicinas, materiales de reconstrucció n y juguetes. Entre los defensores de derechos humanos a bordo se encontraba la ganadora del Premio Nobel Mairead Maguire y la ex congresista norteamericana Cynthia McKinney.

El crimen a duras penas evocó un bostezo –con cierta justicia, se podría argumentar, dado que durante décadas Israel ha estado secuestrando botes que viajan entre Chipre y Líbano-. Entonces, ¿para qué molestarse en reportar este último ultraje de un Estado bribón y su jefe?

Honduras. Centroamérica también escenifica un crimen relacionado con elecciones. Un golpe militar en Honduras ha depuesto al presidente Manuel Zelaya y lo ha expulsado del país.

El golpe repite lo que el analista en asuntos latinoamericanos Mark Weisbrot llama "una historia recurrente en Latinoamérica" , enfrentando a "un presidente reformista respaldado por sindicatos laborales y organizaciones sociales con una élite política corrupta, mafiosa, gobernada por las drogas, acostumbrada a escoger no sólo la Suprema Corte y el Congreso sino también al presidente.

La corriente principal de opinión pública describe al golpe como un desafortunado regreso a los malos días de hace décadas. Pero eso es equívoco. Se trata del tercer golpe de Estado en la última década, todos ellos conformando la "historia recurrente".

El primero, en Venezuela en 2002, fue respaldado por la administración de Bush que, empero, se retractó luego de agudas críticas latinoamericanas y de la restauración del gobierno elegido a través de manifestaciones populares.

El segundo, en Haití en 2004, se concretó a manos de los torturadores tradicionales del país, Francia y Estados Unidos. El presidente electo, Jean Bertrand Aristide, fue llevado en secreto a África Central.

Lo novedoso del golpe en Honduras es que Washington no lo ha respaldado. En cambio, Estados Unidos se unió a la OEA y se opuso a la toma de poder, aunque vociferó una condena más suave que otros, y no ha actuado al respecto. Contrariamente a lo que han hecho países vecinos, Francia, España e Italia, Estados Unidos no ha retirado su embajador.

Sobrepasa la imaginación que Washington no tuviera conocimiento anticipado de lo que se fraguaba en Honduras, país altamente dependiente de la asistencia estadounidense y cuyo ejército es armado, entrenado y asesorado por Estados Unidos.

Las relaciones militares han sido estrechas desde la década de los '80, cuando Honduras fue base de la guerra terrorista del presidente Reagan contra Nicaragua. Que la "historia recurrente" se repita una vez más depende en gran medida de las reacciones dentro de Estados Unidos.

Fuente: La voz

viernes, 17 de julio de 2009

Al oído de César Indiano

Grabado de Francisco de Goya

por Víctor Manuel Ramos

Realmente no merece la pena responder a César Indiano. Él siempre ha estado en contra de los que están a favor y a favor de los que están en contra y tiene metido en su cabeza un galimatías que, por su artículo, pienso que empieza a desenredarse ya retratarlo tal cual es. Diagnóstico de médico.

Hace afirmaciones temerarias para quien se ha proclamado adalid de la justicia y dedo justiciero. Y basta leer uno de los párrafos de su llamamiento para entender su telaraña mental. En él justifica, vaya patriota éste, la intervención norteamericana en la década de 1980, que dejó a Honduras persecución, secuestro, tortura y muerte. Eduardo Lanza, era mi alumno en la Escuela de Medicina y Félix Martínez mi compañero en el SITRAUNAH, ninguno de los dos era terrorista. Fueron asesinados ambos gracias a la aplicación de la “doctrina de seguridad nacional” que impuso el sicópata Gustavo Álvarez Martínez y su compinche en la Universidad Oswaldo Ramos Soto, que ahora parecen los santos de Indiano. Y por supuesto hay muchos nombres más que pueden recordarle las madres, hermanos, esposas, hijos y parientes de los desaparecidos. Qué autoridad tiene Indiano para hurgar en las heridas aún abiertas de las madres y parientes de los desaparecidos. Todo este tinglado, con el respaldo del gobierno norteamericano a través del embajador Negroponte, justamente para organizar, desde Honduras, la resistencia en contra del gobierno de Daniel Ortega, convirtiendo al país en base para la agresión en contra de un país vecino y soberano. Sería recomendable que Indiano leyera el libro de Gregorio Selser: Honduras República alquilada, para que se entere de la verdad de las cosas, y, sin ir muy lejos, el libro de Longino Becerra “Las tarántulas atacan”, para que limpie un poco la turbación mental en que está sumergido. Y no estaría de más que lea mis artículos en mi columna Estafeta de esa fatídica época.

Indiano alega que Honduras es ajena a “modelos políticos importados de inspiración marxsista” y se atribuye el mandato, que quien sabe quien se lo adjudicó, de pensar en nombre de todos los hondureños y de hablar las mismas incoherencias de quienes siempre han estado en contra de los cambios y de las transformaciones políticas que se dan en el pensamiento político en la esfera terrestre, y que son los que nos han gobernado desde que Honduras se hizo independiente(¿?) y que son los mismos que asesinaron a Morazán. Las ideas de la transformación política no son del agrado de Indiano. Y tiene que ser así porque en su cabeza solo cabe el fundamentalismo plasmado en su propia biblia, la del asno, e imaginándose él, el profeta destinado a la salvación del mundo, se atreve a asumir que sus gustos ideológicos son coincidentes con los de todos los hondureños.

Lanza su grito al cielo, ¡Ah, la puta política!, distorsionando la historia y justificando lo injustificable cuando proclama a Los Estados Unidos como el campeón, como el chapulín colorado, que vino a detener “los comandos agresivos que intentaban desbaratar nuestra humilde democracia”. Un ex soldado, en mi clínica, aquejado de una severa depresión, me contaba con gran orgullo, como había observado a su jefe, el General Álvarez Martínez, asesinar en persona, con balazos en la cabeza, al Dr. Reyes Mata y al Padre Guadalupe Carney, en un país en donde la pena de muerte está proscrita.

Ahora Indiano hace migas con los dirigentes del golpe militar de Estado, fundamentalmente con el aún no juzgado Billy Joya y todos los militares, retirados y en servicio, que estuvieron al frente de esa horripilante etapa de la historia en Honduras de la que hablé arriba. Él tiene su propia biblia, la del asno, y pareciera que en uno de sus versículos y profecías se lee que los hombres de paz y de bien son menos infatigables que los perturbadores del orden público. Porque para Indiano quienes están, con el apoyo del mundo, en la calle exigiendo justicia, y una mejor suerte para las grandes mayorías, los indios intibucanos curtidos por el sol, los trabajadores, los maestros, los intelectuales, son una minoría bulliciosa. Es seguro que su biblia de malabares le permite contar a quienes están con los golpistas y quienes en contra y en sus contabilidades los golpistas son siete millones de personas calladas que habrán transmitido su sentir y pensar, al gran escritor de novelas y obras teatrales, mediante la magia del espíritu.

Se refiere al Presidente Zelaya como traidor a su pueblo. Aquí el amigo vuelve a estropear su propia visión sacrosanta de la política, porque si realmente ha habido un presidente identificado con el pueblo ha sido Manuel Zelaya Rosales y el golpe militar que le ha extrañado de su país, país en donde está proscrita la expatriación, se ha dado, precisamente, porque quiso abrir las puertas de la esperanza para el pueblo hondureño con las posibilidades de una nueva constitución en que quedara plasmada la legitimidad de que el pueblo sea partícipe de las grandes decisiones nacionales. Habla de que Zelaya gestaba la dictadura y con eso no hace más que repetir, como loro imperialista, para usar palabras de Chávez, las justificaciones de la oligarquía nacional que está empeñada en justificar a como dé lugar sus patrañas para perpetuarse en el poder e impedir que el pueblo decida su propio destino.

El ingenuo novelista no está completamente seguro de que los procedimientos para destituir al Presidente Zelaya hayan sido los correctos, pero se lanza, quijote redivivo, a proclamar su acuerdo “absoluto con el espíritu de las acciones”. Más adelante encontramos la explicación de su inseguridad, porque a aceptación de culpa, relevo de pruebas: está nuestro creador de fantasías “al borde de un ataque de nervios”.

Indiano tiene una venda en los ojos o, sumido como está en su mundo de fantasía novelesca y teatral, no quiere aceptar la realidad, asegura que la inmensa mayoría del pueblo hondureño está en contra de Zelaya, a pesar de que esa mayoría de las fantasías macondeanas de Indiano carece de presencia porque solo existen en su imaginación o vestiditas de camisetas blancas, reunidas como borregos bajo la presión de sus empleadores y de los ministros golpistas.

Indiano, sin embargo, cree que Honduras tiene una dignidad mínima, nada más que la ve del lado de los salteadores del poder. Y si realmente hay dignidad en Honduras esa pertenece a quienes, ya sea en las calles o desde sus casas, resisten con heroísmo a las botas militares y a sus marionetas. Y, sumergido en su mundo surrealista de creador de historias, Indiano hace coro con quienes quieren inventarnos una historia de fantasía y descaro. La misma historia que utilizaron contra Salvador Allende, la misma que les sirvió en Grenada, la mismísima, con los mismos capítulos e intrigas, que condujeron a la invasión de Panamá, la mismísima de que Fidel se come a los niños, con la que pretenden evadir el bulto, echándole la culpa al Presidente Hugo Chávez Frías. Eso lo lleva a hacer un nudo con los golpistas venezolanos que han encontrado en Honduras su paraíso perdido en Venezuela gracias a la decisión de ese pueblo bolivariano de dar un giro diferente a la historia de su país. Claro, eso no es intervencionismo. Si no serán ridículos cuando los reservistas, los que salieron corriendo cuando sonaron las primeras balas de los salvadoreños en la guerra del futbol, ahora se entrenan para repeler la inminente invasión a Honduras por parte de los ejércitos de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Vaya fantasía propia de una historia de García Márquez, porque nuestro novelista no llega a tanto.

El chispa Indiano, no sale de su asombro frente a la ingenuidad internacional que unánimemente ha condenado el golpe de Estado en Honduras. Las pobrecitas OEA, ONU, SIECA, Unión Europea, Países no alineados, de acuerdo con su dialéctica, porque la dialéctica existe a pesar de que no le agrada a nuestro amigo, andan más perdidas que el hijo de Limberg, y en igual circunstancia se encuentra el Presidente Obama quien ha condenado el golpe militar. Habría que enviarles un mensaje para que le contraten como asesor, que bien pudiera estar apoyado por el brillante burlón Ortez Colíndres, ascendiente de golpista.

Para Indiano, Zelaya debe arrepentirse, Biblia del Asno en mano, por haber abierto los ojos al pueblo hondureño, por haber permitido que los desposeídos de este país se dieran cuenta de que hay una esperanza que es posible. Por eso, Indiano, en verdad os digo: llegó la hora de desenmascarar a los cobardes que van, como moscas, tras las mieles del poder impuesto por la felonía y la traición de las botas militares. Siga Ud. escribiendo novelas y creándose un mundo de fantasía política. Siga con sus ojos cerrados a la realidad y lance su personalidad al mundo como el vidente que ansía la humanidad para reparar todos sus males. Tome el fusil, unifórmese y salga a reprimir a los revoltosos para que sea congruente con su pensamiento trasnochado. Seguro que tendrá la mejor suerte del mundo. Pero mientras tanto deje que el pueblo hondureño viva la realidad y esa es: que está, de manera heroica, en contra del golpe y por el retorno del Presidente Zelaya.

Queridos autoritarios

Oportuno artículo éste de Juan Gabriel Vásquez, en el que hace un breve recuento de las veces en que la literatura se ha visto favorecida por tipos como Micheletti. Nadie sabe cuánto tiempo pasará, pero de que de este golpe de Estado saldrá alguna novelita podemos estar seguros.

El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu se cansó de la democracia y la legitimidad constitucional y todas esas cosas que tanto molestan a los militares latinoamericanos, y dio contra el presidente Yrigoyen el primero de los varios golpes de Estado que aguantaron los argentinos en el siglo XX.
En Buenos Aires estaba por esos días un joven uruguayo, Juan Carlos Onetti, que además de novelista en ciernes era fumador empedernido. Pues bien, una de las primeras medidas puritanas de la nueva dictadura fue prohibir la venta de tabaco los fines de semana; a Onetti le tocaba comprar dos o tres cajetillas los viernes, y rezar para que el fin de semana terminara rápido. Uno de esos viernes, sin embargo, se le olvidó el asunto. “Tuve un sábado y un domingo horribles”, cuenta Onetti en alguna parte, “y en un ataque de malhumor me volqué a escribir El pozo. Lo escribí en una sola tarde”.
A finales de los cuarenta, las relaciones entre Uruguay y Argentina no andaban demasiado bien. El general Juan Domingo Perón (sí, ya sé: fue elegido democráticamente) decidió, en uno de esos momentos brillantes de nuestros dirigentes, solucionar la cosa prohibiendo: prohibió los viajes entre Buenos Aires y Montevideo. En Buenos Aires estaba por esos días un uruguayo un poco menos joven, Juan Carlos Onetti, que apreciaba inmensamente la posibilidad de moverse entre las dos capitales. La prohibición le generó un profundo desasosiego. “Cuando estaba en Buenos Aires quería estar en Montevideo”, dijo una vez, “y cuando estaba en Montevideo quería estar en Buenos Aires”. Luego necesitó una ciudad para situar la novela que estaba escribiendo, La vida breve. “No podía situar la novela en Montevideo, por falta de información, ni tampoco en Buenos Aires, debido a la situación política de Argentina”. Y entonces se le ocurrió fundar Santa María, el espacio de sus grandes ficciones, uno de los lugares legendarios de la literatura latinoamericana.
Yo no sé si los autoritarios de nuestro continente se han dado cuenta, pero nuestras novelas tienen con ellos una deuda impagable. Onetti me ha venido a la cabeza porque lo estoy releyendo con furia, pero los ejemplos son miles. Sin los autoritarios del colegio limeño Leoncio Prado, por ejemplo, Vargas Llosa nunca habría escrito La ciudad y los perros. (Luego los autoritarios quemaron el libro en su patio, pero eso es lo de menos: quemar libros es una de las cosas que hacen, no quemar libros sería como renunciar a su naturaleza.) Sin los autoritarios, Julio Cortázar nunca habría sentido la necesidad de irse de su país para Francia; la claustrofobia de “Casa tomada”, su primer cuento maduro, es para muchos la claustrofobia del régimen peronista.
Y eso que estoy hablando de las maneras indirectas en que el autoritarismo ha colaborado con la literatura. Pero luego están las inspiraciones directas, y ahí sí que no acabaríamos nunca. De la masacre de las bananeras, orquestada por el general Carlos Cortés Vargas, salió el mejor pasaje de Cien años de soledad y una de las mejores novelas colombianas: La casa grande. De nuestros tiranos salieron Yo, el supremo, El recurso del método, El otoño del patriarca, Conversación en La Catedral, La fiesta del Chivo.
Les debemos mucho, sí. La pregunta es: ¿hasta cuándo les seguiremos debiendo?

jueves, 16 de julio de 2009

“Honduras es un país fuera del tiempo”

Con esta divertida entrevista que le hicieran en Argentina a Horacio Castellanos Moya he decidido, sin abandonar el asunto éste del Golpe de Estado en H, empezar a reorientar este blog hacia su rol primigenio, que es el de enfocarse en el arte en general y en la literatura en particular. Pasan los días en H y cualquier cosa que ocurra en adelante se las comunicaremos a ustedes, apreciables lectores, pero de ahora en adelante que no les extrañe volver a encontrarse aquí "insensibles" notas culturales en medio del caos político. De tanto machacar con Mel y con Micheletti ya había llegado a aburrirme y por eso me zampo un whiskicito (que no me gusta mucho pero me entona adecuadamente) para volver a la carga. Gracias, Horacio, por devolvernos un poco del buen humor perdido en estos últimos días. Aquí les va la entrevista hecha por Osvaldo Bazán:
Desde Tokio, donde acaba de fijar residencia, y sin perder ni un centímetro de su conocida rebeldía, con el poder de provocación intacto, Horacio Castellanos Moya contesta en exclusiva para Crítica de la Argentina una docena de interrogantes sobre la situación actual de su patria de nacimiento, Honduras. Sus lectores habituales saben que no deben esperar respuestas políticamente correctas, que está en conflicto con todo tipo de nacionalismo, que abomina del militarismo, que la palabra “demagogia” no figura en su diccionario y que puede llegar a decir cosas como que lo que diferencia a Micheletti de Zelaya es el color de tintura que usan y que lo mejor que puede ocurrir con Honduras es que lo trasladen a África. Con estas prevenciones, he aquí el cuestionario.
–¿Cómo puede ser que, mientras toda la comunidad internacional sin excepción habla de golpe de Estado, los hondureños hablen de “recambio constitucional”?
–Honduras era un país fuera del tiempo, nunca había tenido un papel protagónico en la historia mundial. Los políticos hondureños estaban acostumbrados a dar golpes de Estado sin que nadie en el exterior les pidiera cuentas de ello. El país se llama Honduras precisamente porque está en lo hondo, donde lo contemporáneo apenas llega y con mucha dificultad. No se extrañe, pues, de nada.
–¿Cómo explica Roberto Micheletti hacia dentro de su país que todo el mundo esté hablando de “golpe de Estado”?
–No sé. Yo ahora vivo en Tokio, Japón.
–¿Qué opinión tiene de Roberto Micheletti?
–Ninguna. Pero seguramente es como la mayoría de los políticos hondureños: zamarro y zopenco.
–¿Y de Manuel Zelaya?
–Creo que los diferencia el color del cabello: uno se lo tiñe de cano y el otro de negro.
–El personaje de Doña Lena, en el que usted tantas veces personalizó a la alta burguesía hondureña, ¿qué piensa en estas circunstancias?
–Doña Lena estaría muy contenta de que los militares hayan expulsado a “ese comunista”, como ella lo llamaría. Relea las primeras páginas de mi novela Desmoronamiento, que suceden en 1963, aplíquelas a los acontecimientos actuales y verá que curiosamente empatan. Le repito: Honduras está fuera del tiempo.
–¿Qué papel está cumpliendo la prensa hondureña?
–Veo por internet lo mismo que usted puede ver: complicidad y censura.
–¿Cómo ve el papel de Hugo Chávez?
–Es un hombre que tiene facilidad de palabra y una enorme capacidad histriónica. Si logra salir vivo del poder, se puede convertir en una estrella de la televisión. No creo que sea el caso de Zelaya.
–¿Cuáles son las culpas que debe pagar Zelaya?
–Zelaya es un típico caudillo liberal, aunque en su lenguaje haya incorporado una retórica socialista. Creyó que se iba a imponer por sus “huevos” y las cosas le salieron al revés.
–¿Cuál sería la mejor solución para el país?
–Ni Clinton, ni Insulza, ni Arias Sánchez han logrado una solución. Yo propondría lo que puede proponer un escritor de ficciones: que reinventen ese país en el centro de África.
–¿Qué opina del viaje de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner hacia Honduras, junto con Lugo, de Paraguay, y Correa, de Ecuador?
–Les aconsejaría que no aterricen en el aeropuerto de Toncontín. Es muy peligroso: está casi en el centro de la ciudad, tiene una pista cortísima y está rodeado de cerros. No cualquier piloto se atreve.
–¿Qué sentimientos despertaron en usted estos acontecimientos?
–Yo carezco de sentimientos hacia la política. Creo que este golpe fue apoyado por un poderoso grupo de inteligencia del Partido Republicano de Estados Unidos para meter en una trampa la política de Obama hacia Latinoamérica. John Dimitri Negroponte, Abrams y muchos que después encabezaron la guerra de Bush en Irak se formaron en Honduras en la década del ochenta y aún tienen su garra metida en esos bosques.
–¿Qué opina del hecho de que usted sea consultado por estos acontecimientos?
–Pensaría que usted no tiene fuentes. Yo nací en Honduras y viví ahí los primeros cuatro años de mi vida. Es todo.

miércoles, 15 de julio de 2009

El país y el asco

Por Giovanni Rodríguez
Pasan los días y en Honduras algunos se empeñan en decir: “aquí no ha pasado nada, sigamos adelante”, y no sé si es más triste ver a la gente ignorante o incapacitada para razonar o a la que, aún sabiendo la verdad, opta por taparse los ojos y elaborar “argumentos” para defender lo indefendible.
Estoy de acuerdo en que al principio de esta nueva oscura historia nacional apareciera por todos lados gente mal enfocada apuntando los supuestos peligros que representaba la iniciativa de la cuarta urna, pero que a estas alturas, después de un Golpe de Estado, después de algunos muertos, muchos heridos e infinidad de acciones anticonstitucionales y represivas por parte del gobierno golpista, después de la desvergüenza manifiesta de muchos “periodistas” y medios de comunicación supuestamente comprometidos con la verdad pero evidentemente pagados por los de siempre, después de ver a las nefastas iglesias unidas “orando” por la “paz y la democracia”, palabras prostituidas impunemente en estos días, después de toda esta tormenta de mierda desatada por Micheletti y sus secuaces, después de todo esto (y más), que todavía haya quien defienda la supuesta legitimidad del gobierno de facto representa el colmo de la indignidad y la mejor prueba de lo miserables que somos como país.
No entiendo por qué algunos se asombran del grado de servilismo que han venido a mostrar muchos en estas últimas semanas en Honduras. Algunos llegan incluso a sentirse traicionados por quienes al parecer defendían la verdad y la justicia, como si hubiesen sido auténticos héroes de la patria. Pero a mí eso ya no me asombra. Siempre he visto la subyacente hipocresía en los rostros de esos tipejos que a diario aparecen en la prensa y la televisión y siempre he percibido el doble sonido en las voces melifluas de los que hablan en la radio. Algunos se salvan, porque para que la historia consigne los nombres de los traidores debe haber unos cuantos que resistan, y esos son los que merecen llamarse hombres libres y dignos.
En la novela El asco, de Horacio Castellanos Moya, un personaje dice: “Un verdadero asco de periódicos (…), pero a la gente le gustan, este pueblo es tan bruto y abyecto que ése es el tipo de periódicos que le gustan, no hay nada que hacer, por eso más te vale no meterte a redentor”. Y eso es lo que me repito a mí mismo cada día desde hace una semana: para qué intentar cambiar a un pueblo que no quiere cambiar. Para qué intentar ayudar en algo a un país que cree que no necesita ayuda, que se precia de muchas cosas que ni por asomo es, que fomenta, sin saberlo, el conformismo y la mediocridad, además de un orgullo insano en una práctica chauvinista que nos hunde cada vez más en la miseria.
No es increíble que mientras el mundo entero condena el Golpe de Estado y sus consecuencias, en Honduras todavía haya gente convencida de que ese golpe ha sido lo mejor que pudo haber ocurrido; no es increíble que mucha gente siga tragándose el discurso oficial y mediático de “la paz y la democracia” alcanzadas a punta de fusil y a costa de la bota militar pisoteando nuestros más elementales derechos como ciudadanos. No es increíble este tipo de “actitud nacional”. Nuestro país ha sido siempre demasiado imbécil. ¿Por qué habría de cambiar ahora? Y sin embargo, aún queda algo parecido a la esperanza…

De hombres e ideas

por Julio Escoto

Honduras, 14.07.09

Cuando estas letras aparezcan habrán ocurrido vivencias excepcionales en Honduras, pues se cumplió ya el plazo dictado por la OEA y naciones del orbe para restaurar la normalidad gubernativa.

Y mejor que así sea pues mi cerebro gusta de forensiar al suceso, no de vaticinarlo -si bien por veces me atrevo-, y obtener conclusiones válidas para conocer del hombre su conducta y procesos.

Por ello mismo es de mi interés el movimiento mental, sea simple o elevado, más que las acciones materiales. No me llama la atención ahora, verbigracia, comentar la acción bélica que condujo al apresamiento y destierro del presidente Manuel Zelaya, típica de esa clase de rebeliones, pero en cambio me atrae y admira la vasta operación de ocultamiento, distorsión y desinformación que se procuró de inmediato para encubrir lo que realmente había acontecido.

De pronto y como concertados, locutores de Radio América y HRN -supuestas competidoras por lo objetivo- empezaron a emplear idéntico lenguaje en su redacción de la noticia: hoy se dio una “sucesión presidencial”, declamaban, “relevo institucional” y no golpe de Estado, mientras parodiaban a otro torpe político que metaforizó al suceso como simple “cambio de un gerente por otro”... Crudamente deshonestos, veteranos comunicadores como E. Tercero y J. B. Vásquez (quien hace años confesó al micrófono que su día más feliz fue cuando le regalaron un uniforme del ejército, que desde luego vistió), por no citar a otros más perversos, mintieron al país afirmando que en la Constitución republicana vigente se prevé mecanismos legales de sustitución, lo cual es falso.

Me interrogaba: ¿por que engañan, qué necesidad?... Hasta que identifiqué pronta la causa de argumentación, cual es el hondo irrespeto que este lumpen de profesionales tiene hacia su público.

Pues acostumbrados como están a no participar en debates críticos ni aceptar retroalimentación del oyente, lo que en el fondo les da su encierro de cabina y su aislamiento de lo real es una errónea sensación de perfectibilidad, de que no se equivocan ni pueden equivocarse.

Cosa que en síntesis equivale a subestimar a la audiencia, considerarla inferior en inteligencia y capacidad.

Igual de sorprendido me dejaron otras intervenciones previas y posteriores al suceso militar y que lúcidamente me enseñaron que cuando devienen conflictos de raíz ideológica los hombres saltan barreras y prevenciones sociales, y que inventan y desinforman con extremo descaro ya que el fin justifica a los medios.

Este fenómeno que Adorno registra como rompimiento y por tanto recomposición personal de cánones morales (más allá de éticas e incluso de la realidad), y que Kristeva analiza como recurso discursivo de intoxicación (hacer creer una verdad que no existe), tumbó por tierra a la imagen idónea que guardaba de valiosísimos amigos.

Escuchar por ejemplo a Jorge Yllescas, experimentado revolucionario y con quien, creo, fundamos junto a Paz Barnica en San José un efímero Frente Patriótico contra la dictadura milica de la década de 1980; escucharlo decir que el gobierno liberal pretendía quitar la patria potestad de los infantes y recluirlos en campamentos de indoctrinación política, fue como si rompieran al suelo al Cristo de Esquipulas... Ver al inteligentísimo y brillante abogado Germán Leitzelar devanarse probando que el coup d’Etat no fue tal sino “transición democrática”, y que el usurpador era “constitucional”, mostró que nunca consideró en debida estatura al pueblo pues no vaciló en insultarle la inteligencia.

Y luego, dolor íntimo, captar desde pantalla que mi apreciado Ramón Custodio, temple ético, proponía torpe truco de validación de la dictadura mediante plebiscito capcioso, a fin de ganar tiempo y legitimar lo ilegitimable, me devolvió a mundos crueles.

Finalmente, contemplar a un descendiente de Villeda Morales respaldando a ejecutores golpistas fue puñalada histórica, por mucha explicación que él proveyera en artículo personal.

Los hombres envejecen y cambian, se diluyen en cansancio y decepción.

Bajo situaciones críticas la mente desprecia lo aprendido y asume valores opuestos, tal su plasticidad. Abandona los principios y eleva al interés como motivo rector. Bien se dice que la historia es sabia maestra.

lunes, 13 de julio de 2009

¡Uy, mami, viene el coco!

"Que viene el coco", Francisco de Goya.
Caricatura de Otto Mesa
Caricatura de María Centeno

por Armando García

¡Afición de sol de todo el país, uníos! Un fantasma recorre Corruptonia: el fantasma universal de la diabólica cuarta urna melífera. Brincó su Eminencia Ilustrísima Reverendísima Preocupadísima echándole el agua bendita del vade retro Satán a la vil iniciativa. La Embajada gimoteó, rasgándose las vestiduras de gendarmes del mundo. Y el terco comandante vaquero, cual cuervo de Poe, repitiendo: “cuarta urna, nada más”.

Y los plutocráticos del estatus quo, fabricantes de miseria –dolidos en su recóndita calamidad maquilera– pegaron el grito al cielo ante los avances diabólicos del bigote que canta. Los trogloditas se atrincheraron en su pétrea posición al ver la chusma revuelta y resuelta. Los bebesaurios, los dinosaurios, los niños bien, el señorito de los chocoyos, el tarifado renacuajo de la tele, el alquilado melgargután de las treinta mil razones dominicales, los honorabilísimos quiebrabancos, los lameculos de las mineras, los “impolutos” del gasolinazo y otros bandazos, lobos de la misma loma y ratas del mismo piñal, en fin, esa pandilla de sátiros violadores sostenibles de la Carta Magna, dijeron al unísono: “¡Nones, este macho de la constitución es mi mula!” Y, el comandante avionero, cogió su guitarra, ripostando a lo ranchero: “¡No me amenacen, no me amenacen, cuarta urna, nada más.”

Y los analistas, los consultores; los derechosos, derechohabientes de los derechos humanos, el cártel de los sapos, de los papos y de los capos; los piloteadores de doña Blanca; los pastores de Jesupisto de la iglesia de los asaltos de los últimos días; los fogoneros de la guerra fría; los Caballeros de Suyapa cuando les conviene; el gallinero completo, pues, hincados, pidiendo, urgiendo, cabildeando tras los tenebrosos “cuartos oscuros de cortinas gruesas”, el bendito y urgente madrugón de algún chalado de las “gloriosas” Fuerzas Armadas contra la felonía “anticonstitucional” que pone en precario el quítate tú, para ponerme yo, caballeros redondos de la mesa cuadrada. Y el comaandante guitarrero, cual cigarra de la fábula o como el ratón vaquero de Cri-Crí, se montó en “Cofi”, se atusó el bigote, se zampó sus botas, se calzó el sombrero y les dijo a solas: “no hay retroceso, cuarta urna, nada más”.

Porque aquí, en esta tierra de pétreo saqueo, ¡oh, Plutarco!, ¡oh, Rodrigón!, aquello de que la Constitución es pura babosada y que se puede violar cuantas veces sea necesario funciona a la perfección cuando el mar sólo debe mojar el costillar del busero, del lobo, del canalero, de Rafles el monarca de la manos de seda, del reingeniero; de los chafas activos, en retiro, en retirada y en salmuera o las faldas del neo figurín pollito de granja, mandaderos obsequios de la cavernaria oligarquía. Caso contrario: pecado, garrote, madrugón y excomunión.