JJ Bueso.
Cualquiera que viva en una de nuestras ciudades ha oído hablar alguna vez del “negocio de los masajes” pero pocas veces se conocen los detalles de éste, como los que ofrece el siguiente fragmento de la novela Fastidium, de J.J. Bueso, de próxima aparición en el mercado literario nacional. La nueva narrativa hondureña tiene en este texto una muestra de esa urbanidad y de esa desenvoltura que la caracterizan:
Me abre una rubia de estatura media de entre 18 y 20 años, ojos pequeños y bonitos, cabello recién planchado. Platicamos, nos ponemos de acuerdo, nos entendemos sin objeciones. El látex resbala adentro y afuera con convicción, ella tensa las piernas y gime con el mismo ánimo de mi ritmo. Sus pezones son apetitosos, como de chocolates Hershey´s, sus caderas al arquearse revelan un par de libras extra, su piel es color miel, su entusiasmo en las posiciones me revela simpatía. -Nicol, así me llamo. -20 años, ¿y usted? -Hace poco estoy en esto. -Sí tengo, está en los Estados Unidos. -No, no sabe nada al respecto. -Estudio, me estoy graduando, seré enfermera. -¿Por qué no quiso que le hiciera el masaje? -¿Cómo le parecí?, ¿le gustó? -¿Va a regresar? -¿No?, ¿por qué? -Entonces no le agradó cómo se lo hice. -Ok, está bien, al menos yo sí lo estaré esperando. -Tal vez nos veamos otra vez, ¿no cree? -Bueno, que le vaya bien.
Hay una colilla de cigarrillo todavía encendida sobre las gradas que ahora bajo, el negocio va en alza. Veo de reojo al recepcionista y comienzo a pensar que no me irá muy bien en esta nueva ciudad, a lo mejor el desencanto no se vaya jamás. Los escaparates del mercado son esqueletos con intestinos a veces vegetarianos, compro una manzana y sigo caminando con un par de reflexiones. Estaré bien, lo peor ya ha pasado, todo se resume en un par de pastillas anticonvulsivas, de lo demás me encargo yo sin ayuda de nadie.
La entrevista:
San Pedro Sula se ha convertido en un escenario recurrente entre los últimos narradores de la costa norte. ¿Será que empieza a construirse la mitología literaria de la ciudad?
La imagen de esta ciudad está impregnando nuestra literatura y creo que en San Pedro Sula vemos a la ciudad tercermundista que es, no es una imagen que busque repetir esa tontería de “La Gran Ciudad” sino todo lo contrario, aunque en mi caso, la veo desde la óptica de un inmigrante, porque no nací aquí, y observo el día a día de los sampedranos de manera diferente.
Muchos cuestionan el ánimo desafiante de tu generación. ¿Qué podés decir ante eso?
En tus inicios tenés derecho a ser irreverente, a plantear las cuestiones de manera irreverente, que busquen desafiar a las generaciones anteriores. Así como nosotros desafiamos a la generación inmediatamente anterior a la nuestra, otros vendrán a desafiarnos a nosotros, y eso es saludable para la literatura.
¿Estás de acuerdo con tu colega Darío Cálix en cuanto a que los narradores hondureños son demasiado tímidos a la hora de escribir sobre erotismo?
No es cuestión tanto del autor. Un escritor puede llegar a escribir muy bien sobre el erotismo, la cuestión está en que hay cierto temor a la hora de publicar un texto sobre ese tema porque muchos piensan en las críticas que vendrán y se autocensuran. Creo que piensan demasiado en el lector, y eso es algo que quizá esté cambiando en mi generación.
¿Cuál es tu argumento para decir “aquí estoy, soy un nuevo narrador hondureño, párenme bola”?
El mejor argumento siempre será el texto impreso y publicado porque eso no va a engañar nunca a nadie. Podrás hablar mucho, dar opiniones interesantes, ser irreverente, pero a la hora de la hora lo que importa es la obra.
6 comentarios:
El muchacho escribe bien. El problema es que no tiene nada que contar. Wilde decía que para escribir sólo se necesitaban dos cosas: tener algo que decir y decirlo.
La escena con la prostituta es falsa, no convence. Es más, pareciera que la sacó de su propia imaginación inspirándose en películas eróticas de HBO. No se le puede tratar al lector como si fuese estúpido; un lector de mediana experiencia reconoce las mentiras fácilmente.
No comparto la opinión de Anónimo (curioso, tiene mi mismo nombre. Si quiere convencerse de qué "realmente" pasa con una puta, que vaya por una. Yo leí el fragmento y se que es una obra de ficción, pero sentí que quiere comunicar algo, no es la típica escena de mete y saca, la narración es impersonal, fragmentada, un poco descarnada cuando se ve que ella quiere entablar conversación o ganarse un cliente fijo y el tipo parece hastiado de todo, la manera en como les dice especímenes en proceso de engorde a las que venden ropa usada es algo que muestra a un personaje interesante. Me gustó.
La carta de renuncia de Mel es falsa, el texto ese del muchacho es literatura nada más, me parece inverosímil que se pueda coger con tanta frialdad, pero me parece verosímil un estado de ánimo desencantado. El personaje pinta mierdas existenciales.
Jajaja, ese comentario lo escribió el enigma.
Yo sé quienes son todos ustedes (los anónimos). Y no, se equivocan, no es el enigma. El enigma no puede escribir ni dos lineas coherentes: sería demasiado para él. En el fondo cualquiera de ustedes podría ser el enigma.
CUÍDENSE HIJOS DE PUTA QUE ME VOY A CAGAR EN USTEDES CULEROS DE MIERDA. ESPERO CON ANSIAS SUS PRESENTACIONES... PARA RUMBARLES VERGA CARA A CARA HIJOS DE PUTA.
VAMOS A VER SI TIENEN LOS HUEVOS BIEN PUESTOS PARA LOS VERGAZOS!!!!!
la verdad es que a todos nos gustaría que las presentaciones fueran más divertidas Y entretenidas. Hay a un desquiciado entre el público! Sería genial!! jajaja, perdón lo escribiré en mayúsculas. JAJAJAJAJA.
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