I
Una obra
experimental, sí, se entiende, pero ¿cuáles son los resultados de ese
experimento? ¿Tiene derecho un artista a mostrarle al público una obra
experimental inacabada? ¿Qué es lo que demuestra que es una obra acabada o
inacabada, en todo caso?
Veamos.
La palabra “experimental” atribuida a una obra artística implica que el
artista, buscando unos resultados específicos, decidió probar con el uso de
ciertas técnicas distintas a las habituales, con la aplicación de un método
distinto, con el desarrollo de un discurso no convencional, pero el hecho de
haber “probado” no le garantiza resultados favorables o definitivos. ¿O sí?
Por
ejemplo, un novelista. Un novelista experimental. Con una novela experimental.
¿Qué la hace merecer la etiqueta de “experimental”? Lo que mencioné antes,
quizá. Y quizá mucho más. Pero bueno, experimental al fin y al cabo. ¿El valor
de esta novela es mayor o menor en función de la experimentación de su autor o
acaso depende solamente de que el resultado de la experimentación novelística
sea una obra, además de experimental y arriesgada, innovadora, desafiante,
sugestiva y agradable de leer?
II
¿Que una novela
experimental sufra, en términos generales, un rechazo de público, qué
información nos ofrece? Nos dice, en primer lugar, que el experimento no ha
calado en los lectores. Nos dice, en segundo lugar, que el autor no fue capaz
de prever este rechazo al decidir publicarla. Y en tercer lugar, nos dice que
existe la posibilidad de que quienes la rechazan están equivocados al hacerlo.
Porque esa posibilidad existe, definitivamente.
Pero,
¿cuánta importancia deberá prestar un escritor a sus lectores? Y aún antes:
¿qué tanto debe pensar un escritor en sus futuros lectores al momento de
escribir su obra? Está bien, un artista (en este caso un novelista) no debería
tomar a sus futuros lectores como modelo a partir del cual iniciar la
construcción de su obra, sobre todo si lo que se propone es que su obra sea
experimental. Pero llega un momento, que podría ubicarse entre el momento en
que el experimento ya se llevó a cabo y el momento en que decide publicar la
obra, en el que el novelista sí debería pensar en sus futuros lectores. En ese
momento el novelista deberá preguntarse acerca de los objetivos de su
experimento, deberá preguntarse si a esas alturas esos objetivos tienen vigencia o si deberían replantearse. Porque, ¿a cuenta de qué habría de plantearse
inicialmente unos objetivos si finalmente opta por desestimarlos?
III
¿Inclinar el oído a
las observaciones de los lectores y considerarlas pertinentes es ceder a
situaciones externas y a la posibilidad de que la obra sea afectada por estas
observaciones? Sí, pero sólo si el artista está dispuesto a modificar su obra
en función de esas observaciones. No debería, por tanto, el artista, ceder a
situaciones externas como ésta. Pero eso en el caso de ver su obra ya
publicada. ¿Y en el caso de que la publicación no se haya producido, debería el
novelista (es la situación que nos ocupa) escribir su novela bajo la influencia
de las demandas de su futuro público? No, por supuesto. Esto supone una
situación ideal en la que el novelista, consciente de su talento y su capacidad
creadora, se propone construir una obra "de ruptura", una obra que, por su
condición de “experimental” quizá presente al lector dificultades para su
lectura y que, como consecuencia, podría generar rechazo.
¿Consistirá, entonces, la creación
de una novela experimental en la generación de dificultades para el lector, un
lector que habrá de verse obligado a sustituir el placer por el sacrificio en
la lectura? Otra vez no, por supuesto que no. En una novela experimental no
debe, necesariamente, ser inherente la dificultad de su lectura o la dificultad
de su comprensión. Una novela puede ser experimental sin ser difícil de leer o
de comprender; no perderá su condición de “experimental” por el sólo hecho de
ser comprensible o fácil de leer. Es éste el caso en el que el experimento sí
ha funcionado.
IV
¿Se puede
considerar buena una novela por el solo hecho de ser experimental? ¿Es el
experimento en sí mismo una propuesta de obra literaria acabada? ¿O para ser
considerada como tal hay que determinar que el experimento ha salido bien?
¿Cómo determinar, en todo caso, que
el experimento ha funcionado?
3 comentarios:
Este es una crónica experimental sobre un ensayo experimental que linda entre el huevo y la gallina, la chicha y la limonada. Si vas a decir algo, simplemente dilo.
El autor también podría preguntarse "¿de dónde saco el pisto para publicar esta vaina?".
"¿Se puede considerar buena una novela por el solo hecho de ser experimental? ¿Es el experimento en sí mismo una propuesta de obra literaria acabada?".
Muy buena pregunta, pero primero sería interesante conocer las características de una novela experimental. Si vamos un poco más lejos, podemos comparar las ventajas de la experimental y de la no experimental y decidir cuál es más valiosa... ¿Es más satisfactoria Tristam Shandy que Papá Goriot?
Me parece que la experimentación, la curiosidad, la búsqueda son necesarias para que todo avance, no solo la novela, pero sospecho que los experimentos novelísticos son de muchas clases, no solo de estructura. Puede haber también experimentación sicológica, descriptiva o simbólica oculta en una novela de estructura tradicional.
Podría decirse que en medio de novelas de nula experimentación, aunque tal vez eficazmente redactadas, aparecen algunas, no necesariamente construidas para deslumbrar ni sobresalientemente escritas, en las que podemos descubrir señales de experimentación en el dibujo de los personajes, en la plástica de las descripciones, en las situaciones y en el uso de los símbolos.
Los buenos lectores deberían ser capaces de descubrir todas las variedades de la experimentación novelística.
Publicar un comentario