Chuck Palahniuk pertenece a una provocativa generación de escritores
que cultiva maneras de rockstar.
Cualquiera ha visto, o al menos ha oído hablar de una película llamada El club de la pelea (en Latinoamérica) o El club de la lucha (en España). Pues esta magnífica película está basada en la novela Fight Club, que Chuck Palahniuk publicó en 1996. Ahora, después de unas cuantas ficciones más, el escritor norteamericano vuelve con Snuff, una novela que trata de una pornostar que quiere batir un récord: el de tener relaciones sexuales con 600 hombres uno tras otro. ¿Lo habrá logrado la protagonista de la novela? ¿Lo habrá logrado su autor? Respuestas, en esta nota de El País:
¿Que si me dolió? Bueno, sí. Es como correr una maratón: el dolor es
parte del subidón de adrenalina". Con estas palabras, Annabel Chong,
actriz de cine para adultos, resumía la experiencia de hacérselo con 251
hombres en 10 horas para una cinta porno. Su récord quedó plasmado en
el documental Sex: The Annabel Chong story (1999). Cuando Chuck
Palahniuk lo vio supo que había encontrado un filón. "Me resultó
fascinante pensar en la cantidad de gente que practica deportes de
riesgo que pueden llegar a causar la muerte, pero que jamás se juzgan
moralmente. Con una maratón sexual, sin embargo, siempre hay una condena
moral", recuerda por teléfono.
Para Snuff, el escritor se inventó a una reina del porno en
decadencia, Cassie Wright, que perpetra su golpe final: batir la marca
histórica de polvos consecutivos ante una cámara con 600 hombres. El
autor de El club de la lucha convierte esta gesta en una
experiencia nada erotizante recurriendo a sus consignas temáticas
básicas. "En cada uno de mis libros trato de incluir aspectos muy
físicos del comportamiento humano: a veces es la violencia, otras, la
enfermedad, el sexo o las drogas. Son cuatro cosas que crean una
sensación física en el lector; una fórmula básica para involucrarle".
¿Piensa que queda alguna línea por cruzar en la literatura? "No lo
creo", dice de inmediato. "Al menos, yo, si la veo, la cruzo de manera
automática".
Palahniuk nunca ha ocultado su naturaleza vampírica.
Tras más de una década como mecánico de tractores, iluminó su vida
ejerciendo de voluntario en una residencia para enfermos terminales. "En
los grupos de apoyo, en los hospitales, en los sitios donde a la gente
no le queda nada que perder es donde se cuentan las verdades más
grandes". Como resultado parió El club de la lucha, la novela que
le hizo famoso tras el culto generado por la adaptación al cine
dirigida por David Fincher. Para Monstruos invisibles, se dedicó a
llamar a líneas eróticas y a pedir a la gente que le contara sus
historias más obscenas. Con Asfixia (la otra novela que ya hemos
visto en cine), asistió a sesiones de terapia oral para adictos al sexo.
Y Snuff se alimenta de incontables anécdotas sobre estrellas del
cine o trucos para convertirse en atleta sexual provistos por una
inacabable red de amigos. Es lo que Palahniuk llama el juego de caza y
captura: "Les planteo el tema en el que estoy trabajando y enseguida me
van llegando historias interesantes".
No todo en su carrera parte
de la observación lúdica. En 1999, su padre y la novia de su padre
fueron asesinados por el ex marido de ésta, recién salido de la cárcel.
Para superarlo, Palahniuk escribió Nana, una novela sobre un
poema infantil que causa la muerte a quien lo escucha. "Uno de mis
mayores temores es la muerte, en particular la de los seres queridos. Y
los accidentes de coche. Hay cosas que escapan a nuestro control, por
eso tenemos que estar preparados". El suicidio, en 2008, de David Foster
Wallace, con quien compartía día y año de nacimiento, además de editor,
también le marcó. "Jamás nos llegamos a conocer, pero me inquieta tanta
conexión".
Fue Foster Wallace quien dijo hace diez años: "Los
escritores americanos no escriben sobre la sociedad actual, sino sobre
la manera en la que la vemos en la tele". Palahniuk no tiene tele desde
1991, pero seguro que es capaz de decirnos qué huella está dejando
Internet en la literatura de hoy. "La clave es que ha derribado la
seguridad de una verdad única. Wikipedia, por ejemplo, hace veraces
muchas mentiras. Su presentación, tan bonita, da una apariencia fiable.
Internet se ha convertido en un monstruo de mil cabezas, en una enorme
corrosión de la verdad. Ofrece millones de realidades entre las que
elegir. Y eso te obliga a tomar elecciones: en qué crees y en qué no".
¿Y cuáles son las mayores mentiras que se ha encontrado sobre sí mismo
en la Red? "Jamás googleo mi nombre, me parece insensato; pero
mis amigos me han dicho que vivo en Canadá, en un castillo, y que estoy
casado con una ex Miss América". En realidad, Palahniuk sigue
escribiendo en lugares públicos en su Portland natal y es gay, algo que,
según se ha escrito, le avergüenza reconocer. Se ríe. "Lo único que me
da vergüenza en esta vida es no saber nadar y cuando no sé deletrear una
palabra. No creas a la Wiki".
Le cuesta reconocerse como
representante de la Next generation, el movimiento que renovó los
códigos literarios en EE UU, generando auténticas rockstars de
las letras, como Michael Chabon, Jonathan Franzen o Foster Wallace.
Aunque admite que "hay una idea rescatable de todo eso. La música era
superpopular en los ochenta. Los videoclips la convirtieron en algo más
relevante culturalmente. La generación de los noventa necesitamos
definirnos de otra manera, y ya no podía ser con la música, de ahí que
proliferaran tantos nuevos escritores, tantas pequeñas editoriales,
tantos productos dirigidos a lectores jóvenes. Es algo que leí en el Wall
Street Journal, y en cierto modo estoy de acuerdo". En el caso de
Palahniuk, su condición de estrella se cimenta en extravagantes tours
por su país donde lee historias que provocan desmayos o lanza prótesis,
muñecas hinchables o pingüinos firmados al público. "Ahora me pillas
embalando miles de réplicas hinchables del Oscar. La novela que presento
[Tell all], trata sobre un escritor que engancha a una vieja
actriz con el propósito de matarla tras escribir su biografía y que ella
no pueda demandarle por todas las mentiras que cuenta. También he
alquilado un almacén para perfumar los primeros diez mil libros con
Chanel Nº 5".
Y ahora, ¿qué nos depara la generación poscrisis del
milenio? ¿Un crisol de voces bien jodidas? Se ríe. "Se nos vienen
encima nuevas formas de religión. Incluso en tiempos egoístas, la gente
necesita dar un sentido a las cosas, escuchar y ser escuchada. Los demás
ayudan a soportar la experiencia de nuestras vidas, es imposible que
las digiramos por nosotros mismos".
Snuff está editado por Mondadori.
1 comentario:
heyyyyyyyyy yo recuerdo leí algo sobre la historia de roma que unas putas hicieron concurso sobre cual aguantaba más hombres en una noche y hubo una puta famosa que aguanto más de 100 bueno de verdad no recuerdo cuantos ni el nombre es una lastima pero si
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