Bajo altos edificios
en las aceras
en la algarabía de tomates y repollos
de los mercados
en los elevadores y tranvías
cruzando puentes
contestando a gritos
discutiendo a gritos
llorando a gritos
sintiendo en la garganta y en los sesos
el aguardiente de una cólera terrible,
leyendo diarios o revistas
en consultorios pintados de blanco,
por todos lados, a donde vaya
aquí, allá, siempre he tenido,
tengo en los ojos ante mí
ese color de cuernos negros,
tengo en la boca, siempre
ese sabor a exilio.
Nelson Merren, Color de exilio (1970)