"Llegué a Centroamérica con el proyecto de escribir la vida de William Walker, un aventurero norteamericano del siglo XIX que se embarcó en una expedición bastante catastrófica rumbo a México, que llegó a hacerse elegir presidente de Nicaragua y que acabó fusilado en Honduras. Mientras recorría aquellos lugares siguiendo las huellas de su ejército fantasma, me pareció que, durante los dos últimos siglos, esa región del mundo había sido tan pródiga en héroes, traidores y cobardes como las provincias griegas y latinas de la antigüedad. También allí los hombres soñaron con ser más grandes que sí mismos y a menudo fracasaron. Empecé entonces a registrar las vidas de Simón Bolívar y de Francisco Morazán, de Augusto César Sandino, asesinado por el primer Somoza, o incluso del llamado Che.50, un agente doble enviado para espiar al verdadero Che en Sierra Maestra".
Las palabras
Hace 1 mes
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