La foto de RBolaño joven que La Vanguardia mostraba en su portada de ayer.
Hace meses anunciaron la publicación de El Tercer Reich, una novela que supuestamente Roberto Bolaño pasaba del manuscrito a la computadora en los días de sus últimos atardeceres en la tierra. Ojalá sea cierto esto de que Bolaño tenía intención de publicarla, porque de no serlo, estaríamos asistiendo al inicio formal de una auténtica cabronada (que pudo haber empezado, incluso, con la publicación de El secreto del mal y La universidad desconocida), pues no tiene demasiada justificación publicarle al compa todo aquello que en vida él mismo no había decidido publicar. Cualquier cosa nueva que aparezca de Bolaño resultará interesante... como curiosidad biográfica o como fetiche quizá (como el dato de su dieta diaria extraído de sus diarios), pero no tanto por su valor literario, supongo. En todo caso, habrá que ver en qué acaba todo esto que ahora parece empezar con el inventario de los papeles del escritor. Les dejo parte de la noticia aparecida ayer en La Vanguardia, con portada y a dos páginas:
La primera vez que Roberto Bolaño escribió el nombre de Benno von Archimboldi fue en 1988, en Blanes, donde vivía como escritor inédito, a la edad de 35 años. Es el inicio de la trama de la novela 2666, publicada tras su muerte, pero el escritor chileno tenía en la cabeza un universo narrativo en el que más que de títulos individuales puede hablarse de una obra total. Una obra que ahora se recibe con entusiasmo febril en EE. UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania o Italia, y que le ha convertido en nueva referencia internacional de las letras hispanas.Bolaño falleció el 14 de julio del 2003. Cinco años después, el enorme puzle que constituye su archivo empieza a revelar sus tesoros. Su legado es el espejo de quien siempre escribía varias historias a la vez y desplegaba y replegaba sus relatos como cajas chinas, estructuras en vórtice, relatos yuxtapuestos. Hay notas manuscritas con los personajes que quince años más tarde emergerían en 2666. Y poemas que coinciden con sus narraciones, como El Gusano de Llamadas telefónicas. También hay diarios -de México, de Barcelona-, en cuyas hojas casi siempre aparecen operaciones aritméticas, quizás su contabilidad del número de líneas escritas o por escribir, y junto a anotaciones y reflexiones, la anotación de su menú del día.Además de El Tercer Reich, la novela inédita anunciada por el agente Andrew Wylie, hay otras dos novelas, Diorama y Los sinsabores del verdadero policía o Asesinos de Sonora. El estudio del archivo Bolaño se realiza a efecto de catalogación e inventario y el único texto sobre el que existe por ahora la decisión de publicación es El Tercer Reich, inspirado en uno de esos wargames por los que Bolaño tenía -según confesión propia- una inexplicada debilidad. El escritor solía escribir primero a mano y después pasaba el texto a máquina. En 1995 se compró su primer ordenador y antes de morir llegó a tiempo de transcribir en formato digital unas 60 páginas de las 350 mecanoscritas, lo que indica su voluntad de dar por concluida la novela.
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