Muelle. Fuente: fernandosarria.blogspot.com
Enrique Vila-Matas anda últimamente en una etapa "visionaria", casi apocalíptica. En su columna del Dietario voluble de la semana pasada (¿Quién está ahí?) leíamos esto:
...un día, mientras mirabas por la ventana de tu casa, pensaste en formas muy nuevas, totalmente inmanentes, es decir, sin dimensión más allá de la razón. Llegaste a ver esas formas y tuviste ante ti una gran obra exenta al menos, por primera vez en la historia, de la cuestión de la posible existencia o inexistencia de Dios. Tuviste acceso súbito a una novela que, situándose más allá de esa dialéctica, superaba a todo lo visto y leído hasta ahora. Y te aterraste. Descubriste que no tenías la ambición de hacer una obra de esas dimensiones, de hacer una obra tan perfecta que te llevara a la muerte, ya que después de ella no ibas a poder aspirar a nada más.
Y en la de hoy la revelación que describe corresponde a Beckett:
No hacía mucho que acababa de tener una revelación junto al mar; una revelación tan simple como decisiva. Descubrió el camino de su vida en el momento mismo de ser consciente de su estupidez. A partir de entonces expresaría sólo todo aquello que en verdad sentía. Y por ahí comunicó sin duda con Van Velde. Fue una noche inolvidable aquella en la que se produjo para Beckett esa especie de epifanía, de revelación junto al mar. Fue uno de aquellos momentos, raros en la vida, en los que se tiene la impresión de que, a pesar de la nulidad del hombre, hay unos cuantos instantes privilegiados en la tierra, momentos que hay que saber captar y canalizar. Como tantas veces, el escritor erraba solitario y se encontró de pronto en la punta de un muelle barrido por la tempestad. Entonces le pareció que todo recuperaba su lugar: años de dudas, de búsquedas, de preguntas, de fracasos, cobraron de pronto sentido y la visión de lo que tendría que realizar se le impuso como una evidencia. Entrevió el mundo que debía crear para poder respirar. Entrevió que debía instalarse en lo más ínfimo y marchar siempre rumbo a lo peor. Y comprendió de inmediato que nada puede sucederles a los seres que están de por sí ya muy hundidos. (Para leer la columna completa, pulsar aquí).
No sé por qué tiendo a relacionar las visiones y revelaciones como éstas con la enfermedad. ¿Será porque yo tuve alguna revelación en los días en que me encontraba gravemente enfermo? Algún día diré de qué se trataba esta revelación, y en qué quedó. Por ahora, esperamos que nuestro shandy mayor goce de buena salud.
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