Seguimos con este hondo encantamiento de la H; esta vez le toca el turno a Borges. Y de nuevo aparece Óscar Acosta como informante:
Ni siquiera Borges pudo sustraerse a su encanto. En Borges. Esplendor y derrota, María Esther Vázquez afirma, en la página 350, que el ilustre narrador argentino pasó largos días cavilando sobre la posibilidad de ubicar el aleph a inmediaciones de la calle Honduras. Aunque Borges aclaró en su momento algunas claves personales que aparecen en “El Aleph”, Vázquez advierte que Georgie encontraba una “hermosa y bizarra analogía entre su esfera tornasolada de casi intolerable fulgor y la recia hondura del centroamericano onomástico, sin embargo, a última hora, en una decisión quizás influenciada por alguna charla con su madre, optó por la añeja casa de la calle Garay para que fuera el albergue del aleph de Carlos Argentino Daneri”. Esto no debe extrañarnos, ya conocemos la devoción de Borges por su madre y los gustos aristocráticos de doña Leonor que obviamente influyeron para que el nombre de la calle escogida evocara al segundo fundador de Buenos Aires: Juan de Garay (1528-1583), explorador y colonizador español.
Sobre este tema, el poeta Oscar Acosta, entrevistado por Carlos Rodríguez para la sección “El Personaje” de La Prensa, señaló que “en Borges quizás haya influido la fraterna amistad que desarrolló con el escritor hondureño Arturo Mejía Nieto, con quien compartieron intensas charlas en la sede de la Sociedad de Escritores Argentinos, junto a otros autores como Eduardo González Lanuza, Horacio Rega Molina, Evar Méndez, Conrado Nalé Roxlo, Norah Lange, Ricardo Molinari, Carlos Mastronardi, Roberto Arlt, Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari, Jacobo Fijman y otros más.”
Más adelante, Acosta le dice a Rodríguez: “Tal vez fue durante una de esas tertulias que Borges supo de Honduras –a través de Mejía Nieto- y pensó en ubicar su aleph en la calle Honduras, para reforzar el simbolismo, pero luego pudo más la influencia de su madre y se decidió por la calle Garay, como refiere la señora María Esther Vázquez en su libro, aunque le aconsejo que investigue otras versiones, por ejemplo, le recomiendo la biografía de Borges escrita por Volodia Teitelboim, tal vez allí encuentre nuevos datos.”
"El discreto encanto de la H". Las virtudes de Onán. Mario Gallardo.
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