jueves, 18 de diciembre de 2008

Bolaño y la jodida H en 2666

En tres de sus libros, Roberto Bolaño hace referencia a esta hermosa tierra catracha. Para pesar de muchos, y alegría de pocos, el autor chileno utiliza lupa y bisturí cuando escribe acerca de nuestra bella, acogedora e inigualable patria.
Si estos párrafos ficticios recuedan algo de la realidad, es pura coincidencia. Así que no deben preocuparse quienes se sientan aludidos, esto es literatura, y no una investigación de posibles actos de corrupción. Además, para esos casos en el país hay suficientes jueces, sellos y firmas por medio de cuales demostrar la honradez.
Pero vamos a lo nuestro, en 2666, en La Parte de Archimboldi, nos encontramos con un ciudadano rumano llamado Hermes Popescu. Luego de la guerra, Popescu "se introdujo en negocios turbulentos en los que se mezclaba el hampa, el espionaje, la Iglesia y las licencias de obra. Llegó el dinero. Dinero a manos llenas". Con el paso del tiempo, se casó con una actriz centroamericana, hondureña para más señas. Veamos el texto.
Popescu y Asunción Reyes
"Muchos años después, cuando su fortuna era más que considerable, Popescu se enamoró de una actriz centroamericana llamada Asunción Reyes, una mujer de una belleza extraordinaria, con la que se casó. La carrera de Asunción Reyes en el cine europeo (tanto en el francés como en el italiano y en el español) fue breve, pero las fiestas que dio y a las que asistió fueron, literalmente, innumerables. Un día Asunción Reyes le pidió que, ya que tenía tanto dinero, hiciera algo por su patria".
Navidad en Tegucigalpa

"Al principio Popescu creyó que Asunción se refería a Rumanía pero luego se dio cuenta de que hablaba de Honduras. Así que aquel año, por navidades, viajó con su mujer a Tegucigalpa, una ciudad que a Popescu, admirador de lo bizarro y de los contrastes, le pareció dividida en tres grupos o clanes bien diferenciados: los indios y los enfermos, que constituían la mayoría de la población, y los así llamados blancos, en realidad mestizos, que era la minoría que ostentaba el poder".

La naturaleza de los hondureños
"Todos gente simpática y degenerada, afectados por el calor y por la dieta alimenticia o por la falta de dieta alimenticia, gente abocada a la pesadilla. Posibilidades de negocio había, de eso se dio cuenta en el acto, pero la naturaleza de los hondureños, incluso de los educados en Harvard, tendía al robo, a ser posible el robo con violencia, por lo que trató de olvidar su idea inicial. Pero Asunción Reyes insistió tanto que en el segundo viaje navideño que realizó se puso en contacto con las autoridades eclesiásticas del país, las únicas en las que confiaba".
Un metro en la capital, ¡qué bonito!
"Una vez hecho el contacto y después de hablar con varios obispos y con el arzobispo de Tegucigalpa, Popescu estuvo meditando en qué ramo de la economía invertir el capital. Allí lo único que funcionaba y daba ganancias ya estaba en manos de los norteamericanos. Una tarde, sin embargo, durante una velada con el presidente y con la mujer del presidente, Asunción Reyes tuvo una idea genial. Se le ocurrió, sencillamente, que sería bonito que Tegucigalpa tuviera un metro como el de París. Popescu, que no se arredraba ante nada y que era capaz de ver los beneficios en la idea más peregrina, miró al presidente de Honduras a los ojos y le dijo que él podía construirlo. Todo el mundo se entusiasmó con el proyecto".
¿Realidad o ficción?

"Popescu se puso manos a la obra y ganó dinero. También ganó dinero el presidente y algunos ministros y secretarios. Económicamente tampoco quedó mal parada la Iglesia. Hubo inauguraciones de fábricas de cemento y contratos con empresas francesas y norteamericanas. Hubo algunos muertos y varios desaparecidos. Los prolegómenos duraron más de quince años. Con Asunción Reyes Popescu encontró la felicidad, pero luego la perdió y se divorciaron. Olvidó el metro de Tegucigalpa".

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2 comentarios:

Nelson Ordóñez dijo...

Comos uds. ya saben, las otras dos veces que menciona a Honduras es en los detectives (el hijo de un embajador? sospechosamente similar a uno que trabaja en relaciones exteriores ahora y de "tendencias" sospechosamente similares a las descritas por Bolaño, otros lo identifican con otra persona...)y un tal Reinaldo Hermosilla desaparecido en El Progreso, Honduras.

G.Rodríguez dijo...

Muy bien, Nelson! Pronto postearemos también esos fragmentos con la H.